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Las Bienaventuranzas Anuncio a José
Dichosos los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece. Dichosos El nacimiento de Jesús el Mesías sucedió
los que ahora pasan hambre, porque se saciarán. Dichosos los que así: Su Madre, María, estaba prometida a
ahora lloran, porque reirán. Dichosos cuando les odien los hombres José, y antes del matrimonio,
y los destierren y los insulten y denigren su nombre a causa de este resultó que estaba encinta, por obra del
Hombre. Salten entonces de alegría, que su premio en el cielo es Espíritu Santo. José, su esposo, que era
abundante. Lo mismo trataron sus padres a los profetas. honrado y no quería infamarla, decidió re-
Pero ay de vosotros, los ricos, porque recibís vuestro consuelo; ay pudiarla en privado. Ya lo tenía decidido,
de ustedes, los que ahora están saciados, porque pasarán hambre; cuando un ángel del Señor se le apareció
ay de los que ahora rien, porque llorarán y harán duelo; ay de ustedes en sueños y le dijo:
cuando todos hablen bien de ustedess. Lo mismo trataron sus —José, hijo de David, no tengas reparo en
padres a los falsos profetas. acoger a María como esposa tuya, pues lo que ha concebido es
Lc 6, 20-26 obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús,
porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió
de modo que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por
z Unidad 6, pág. 95, act. 30 medio del profeta: «Mira, la virgen está encinta, dará a luz a un hijo
(la versión de Mt se puede consultar en la pág. 57)
que se llamará Emanuel (que significa ‘Dios-con-nosotros’)».
Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor
le había ordenado y acogió a su esposa.
Huida a Egipto Mt 1, 18-24
Cuando se marcharon, un ángel del Señor se apareció en sueños
a José y le dijo: z Unidad 8, pág. 127, act. 13
—Levántate, toma al Niño y a la Madre, huye a Egipto y quédate allí
hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para ma-
tarlo. Jesús escoge a los Doce
Se levantó, tomó al Niño y a la Madre todavía de noche y se refugió
en Egipto, donde residió hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió Por aquel tiempo subió a una montaña a orar y se pasó la noche
lo que anunció el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo que estaba orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a los discípulos, escogió
en Egipto». entre ellos a doce y los llamó apóstoles: Simón, a quien llamó Pedro,
Entonces Herodes, viéndose burlado por los Magos, se enfureció y Andrés, su hermano, Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo y
mandó matar a todos los niños menores de dos años de Belén y sus Tomás, Jacobo de Alfeo y Simón el Zelota, Judas de Jacobo y Judas
alrededores, según el tiempo que había averiguado por los Magos. Iscariote, el traidor.
Mt 2, 13-16 Lc 6, 12-16
z Unidad 4, pág. 57, act. 1
z Unidad 8, pág. 123, act. 7
El Magníficat de María Curación de un paralítico
Entonces María se levantó y se dirigió apresuradamente a la serranía, Un día en que estaba enseñando asistían sentados unos fariseos y
a un pueblo de Judea. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. jurisperitos que habían acudido de todas las aldeas de Galilea y
Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura dio un salto en su Judea y también de Jerusalén. Él poseía fuerza del Señor para curar.
vientre; Isabel, llena de Espíritu Santo, exclamó con voz fuerte: Unos hombres, que llevaban en una camilla a un paralítico, intentaban
—Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién meterlo y colocarlo delante de Jesús. Al no hallar modo de meterlo,
soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? Mira, en cuanto tu a causa de la multitud, subieron a la azotea y, entre las baldosas, lo
saludo llegó a mis oídos, la criatura dio un salto de gozo en mi vientre. descolgaron con la camilla, en medio, delante de Jesús. Viendo su
¡Dichosa Tú que creíste!, porque se cumplirá lo que el Señor te anun- fe, le dijo:
ció. —Hombre, se te perdonan tus pecados.
María dijo: Los fariseos y los letrados se pusieron a discurrir:
—Proclama mi alma la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios —¿Quién es Éste, que dice blasfemias? ¿Quién, fuera de Dios, puede
mi Salvador, porque se ha fijado en la humildad de su esclava y en perdonar pecados?
adelante me felicitarán todas las generaciones. Porque el Poderoso Jesús, leyendo sus pensamientos, les respondió:
ha hecho proezas, su nombre es sagrado. Su misericordia con sus —¿Qué es más fácil? ¿Decir «se te perdonan los pecados» o decir
fieles continúa de generación en generación. Su poder se ejerce con «levántate y camina»? Pues para que sepáis que este hombre tiene
su brazo: desbarata a los soberbios en sus planes, derriba del trono autoridad en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—,
contigo hablo: levántate, carga con la camilla y vete a casa.
a los potentados y ensalza a los humildes, colma de bienes a los
Al instante se levantó delante de todos, cargó con lo que había sido
hambrientos y despide vacíos a los ricos. Socorre a Israel su siervo,
su lecho y se fue a casa dando gloria a Dios. El estupor se apoderó
recordando la lealtad, prometida a nuestros antepasados, a favor
de todos y daban gloria a Dios; sobrecogidos, decían:
de Abrahán y su linaje por siempre.
—Hoy hemos visto cosas increíbles.
Lc 1, 39-55
Lc 5, 17-26
z Unidad 8, pág. 125, act. 10 z Unidad 4, pág. 63, act. 19
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