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1.1. Dignidad del ser humano

La fe cristiana, fundamentada en la resurrección de Jesús, transmite una
nueva visión del ser humano y de su relación con Dios, que le confiere una
gran dignidad.
En el Antiguo Testamento se nos dice que el hombre y la mujer han sido
crea dos por Dios a su imagen y semejanza. El cristianismo incrementa esta
distinción al considerar que al ser humano se le ofrece la posibilidad de
trascender, es decir:

• Realizarse plenamente, más allá de sí mismo, y más allá de esta vida material.
• Abrirse y relacionarse con Dios, su Padre.
• Reconocer la huella de Dios en lo más profundo de su ser.

Todos estos aspectos que aporta el cristianismo al concepto de persona
dignifican al ser humano, pues lo aproximan a Dios, lo valoran grandemente
y lo enriquecen.
Fíjate en cómo los aspectos que aporta el cristianismo al concepto de per -
sona se refieren a su dimensión espiritual; pero el ser humano no es só -
lo espíritu, es también cuerpo y un conjunto de capacidades y cualida des
de las que Dios lo ha dotado y que lo distinguen de los demás seres vi-
vos.

1.2. El ser humano es libre y responsable

La libertad es la facultad humana para obrar o no obrar o para elegir la forma
de hacerlo. Ser libre supone, por tanto, elegir y decidir, y eso lleva consigo
un riesgo y una responsabilidad:
— Un riesgo, porque no siempre sabemos cuál es el mejor camino entre
los muchos que se presentan.
— Una responsabilidad, porque, una vez que hemos elegido y decidido,
se nos puede pedir cuentas de lo que hacemos.
La libertad, que es un don de Dios, nos ha sido dada para practicar el bien
y no obrar el mal. Ésta es nuestra responsabilidad: escoger siempre lo que
está bien: hacer lo que se debe y no lo que se quiere.

Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona
dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. Quiso Dios dejar al hombre
en manos de su propia decisión, de modo que busque a su Creador sin coac-
ciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección.

Catecismo Iglesia Católica, N.° 1 730

Si el ser humano desarrolla y orienta correctamente sus capacidades y
cualidades, se construye como persona, es decir, se realiza como hombre
y mujer. Para ello, cuenta con la ayuda de Dios y de personas más cercanas
que pueden orientarle: padres, profesores, amigos, etc., pero es una labor
personal que corresponde llevar a cabo a cada hombre y mujer.

QN