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ÄäáÅçë=ó=ÇÉä=j~ÖáëíÉêáç=ÇÉ=ä~=fÖäÉëá~=åÉÅÉë~êáçë=é~ê~=íê~Ä~à~ê La Última Cena
ä~ë=~ÅíáîáÇ~ÇÉë=ÇÉ=ä~ë=ÇáîÉêë~ë=ìåáÇ~ÇÉëK=pìÖÉêáãçë=èìÉ=äçë Los discípulos prepararon la cena de Pascua siguiendo las instruc-
~äìãåçë=ÄìëèìÉå=äçë=íÉñíçë=Éå=ä~=_áÄäá~I=éÉêç=äçë=êÉéêçÇìÅáãçë ciones de Jesús.
Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo
~èì∞=é~ê~=Ñ~Åáäáí~ê=ä~=í~êÉ~=Éå=Éä=Å~ëç=ÇÉ=èìÉ=Ü~ó~=~äÖìå~=ÇáJ partió y se lo dio a sus discípulos diciendo:
ÑáÅìäí~Ç=é~ê~=äçÅ~äáò~ê=ä~ë=Åáí~ëK= –Tomen, coman, esto es mi cuerpo.
Tomando la copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
–Beban todos de ella, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que
Los Salmos se derrama por todos para el perdón de los pecados.
Mt 26, 19.26-28
Alaba al Señor toda la tierra,
cetáceos de todos los océanos, z Unidad 1, pág. 13, act. 5
rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes;
montes y todos los collados; Género histórico
árboles frutales y cedros;
fieras y animales domésticos, Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar
a David. Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David, y le avisó:
reptiles y aves que vuelan;
reyes y pueblos del orbe, –Mi padre, Saúl, te busca para matarte. Estate atento mañana y es-
cóndete en sitio seguro; yo saldré e iré al lado de mi padre al campo
príncipes y jefes del mundo,
jóvenes con las doncellas, donde tú estés; le hablaré de ti, y si saco algo en limpio, te lo comu-
nicaré.
viejos junto con los niños.
Así, pues, Jonatán habló a su padre, Saúl, en favor de David:
Sal 148, 7-12 –¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido, y lo
que él hace es en tu provecho; se jugó la vida cuando mató al filisteo,
Y ahora bendigan al Señor y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo.
todos los siervos del Señor, ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David
los que pasan la noche sin motivo!
en la casa del Señor. Saúl hizo caso a Jonatán, y juró:
Levanten las manos hacia el santuario –¡Vive Dios, no morirá!
y bendigan al Señor. Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó a
donde Saúl, y David siguió en palacio como antes.
Sal 134, 1-2
1 Sm 19, 1-7
Pero el año noveno de su reinado, el día diez del décimo mes, Na-
¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado? bucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén con todo su ejército,
Te queda lejos mi clamor, el rugido de mis palabras. acampó frente a ella y construyó torres de asalto alrededor. La ciudad
Dios mío, te llamo de día y no respondes, quedó sitiada hasta el año once del reinado de Sedecías, el día
de noche, y no me doy tregua. noveno del mes cuarto. El hambre apretó en la ciudad, y no había
Sal 22, 1-3 pan para la población.
2 Re 25, 1-3
Por eso se me alegra el corazón, Género profético
siento un gozo entrañable,
aún mi carne habita segura; El Señor envió a Natán. Entró Natán ante el rey y le dijo:
pues no entregarás mi vida al Abismo, –Había dos hombres en un pueblo: uno rico y otro pobre. El rico
ni dejarás al fiel tuyo ver la fosa; tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una
me enseñarás un camino de vida, corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y
me colmarás de gozo en tu presencia, con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo
de delicias perpetuas a tu diestra. en su regazo: era como una hija. Llegó una visita a casa del rico, y
no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped,
Sal 16, 9-11
tomó la cordera del pobre y convidó a su huésped.
David se puso furioso contra aquel hombre, y dijo a Natán:
Que se apaguen sus ojos y no vean,
haz que su espalda flaquee. –¡Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte! No quiso respetar
lo del otro, pues pagará cuatro veces el valor de la cordera.
Sal 69, 24
Entonces Natán dijo a David:
–¡Eres tú! Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel,
Pues yo confío en tu lealtad, te libré de Saúl, te di la hija de tu señor, puse en tus brazos sus mu-
mi corazón goza con tu salvación; jeres, te di la casa de Israel y Judá, y por si fuera poco te añadiré
cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
otros favores. ¿Por qué te has burlado del Señor haciendo lo que él
Sal 13, 6 reprueba? Has asesinado a Urías, el hitita, para casarte con su mujer,
matándolo a él con la espada amonita. Pues bien, no se apartará
jamás la espada de tu casa, por haberte burlado de mí casándote
con la mujer de Urías, el hitita. Así dice el Señor: Yo haré que de tu
z Unidad 1, pág. 11, act. 2
NPO