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¡Qué bellas tus mejillas con los pendientes, Género histórico
tu cuello con los collares!
Te haremos pendientes de oro, David añadió a su hijo Salomón:
incrustados de plata. –Ánimo, sé valiente; pon manos a la obra. No te asustes ni te acobardes,
ELLA: que el Señor Dios, mi Dios, está contigo. No te dejará ni te abandonará
Mientras el rey estaba en su diván, hasta que remates todas las obras del servicio del templo.
mi nardo despedía su perfume.
Mi amado es para mí una bolsa de mirra 1 Cr 28, 20
que descansa en mis pechos; Cuando la gente levantó el cam-
mi amado es para mí pamento para pasar el Jordán, los
como ramo florido de ciprés sacerdotes que llevaban el arca de
de los jardines de Engadí. la alianza caminaron delante de la
ÉL: gente. Y al llegar al Jordán, en
¡Qué hermosa eres, mi amada, qué hermosa eres! cuanto se mojaron los pies en el
Tus ojos son palomas. agua –el Jordán va hasta los bor-
ELLA: des todo el tiempo de la siega–, el
¡Qué hermoso eres, mi amado, agua que venía de arriba se detuvo
qué dulzura y qué hechizo! (creció formando un embalse que
Nuestra cama es de frondas llegaba muy lejos, hasta Adán, un
y las vigas de casa son de cedro, y el techo de cipreses.
pueblo cerca de Sartán) y el agua
Cant 1 que bajaba al mar del desierto, al
mar Muerto, se cortó del todo. La
gente pasó frente a Jericó.
z Unidad 2, pág. 27, act. 3
Jos 3, 14-16
Género sapiencial o poético
Aparición y promesa
La angustia del corazón deprime,
El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras una buena palabra reanima.
él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque apretaba el calor. Mejor que su prójimo es el honrado,
Alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a él. Al verlos, corrió el camino de los malvados los extravía.
a su encuentro desde la puerta de la tienda y prosternándose en El holgazán no gana su sustento,
tierra dijo: el diligente abunda en riquezas.
–Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. La senda de la justicia es vida,
Haré que traigan agua para que se laven los pies y descansen bajo el camino de la impiedad lleva a la muerte.
el árbol. Mientras, ya que pasan junto a vuestro siervo,
traeré un pedazo de pan para que cobren fuerzas antes de seguir. Prov 12, 25-28
Contestaron: Pentateuco
–Bien, haz lo que dices. – Durante seis años sembrarás tu tierra y recogerás la cosecha, pero
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: el séptimo año la dejarás en barbecho. Deja que coman los pobres
–Aprisa, veintiún litros de flor de harina, amásalos y haz una hogaza. de tu pueblo, y lo que sobre lo comerán las fieras salvajes. Lo mismo
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un harás con tu viña y tu olivar.
criado para que lo guisase enseguida. Tomó requesón, leche, el ter-
nero guisado y se lo sirvió. Él les atendía bajo el árbol mientras ellos Ex 23, 10-11
comían. Canten al Señor un cántico nuevo,
Después le dijeron: canten al Señor, la tierra entera;
–¿Dónde está Sara, tu mujer? canten al Señor, bendigan su nombre,
Contestó: pregonen día tras día su victoria.
–Ahí, en la tienda. Cuenten a los pueblos su gloria,
Y añadió uno: sus maravillas a todas las naciones.
–Para cuando yo vuelva a verte, en el plazo normal, Sara habrá tenido Sal 96, 1-3
un hijo.
Sara lo oyó, detrás de la puerta de la tienda. (Abrahán y Sara eran z Unidad 2, pág. 37, act. eval. 2
ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus períodos.)
Sara se rió por lo bajo, pensando: «Cuando ya estoy seca, ¿voy a
tener placer, con un marido tan viejo?» La Anunciación
Pero el Señor dijo a Abrahán:
–¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: «Cómo que voy a tener un Entró el ángel adonde estaba ella y le dijo:
hijo, a mis años»? ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a –Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá Al oírlo, ella se turbó y discurría qué clase de saludo era aquél.
tenido un hijo. El ángel le dijo:
Pero Sara, que estaba asustada, lo negó: –No temas, María, que has halladp gracia delante de Dios. Mira,
–No me he reído. concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande,
Él replicó: llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de
–No lo niegues, te has reído. David su padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre
Gn 18, 1-15 y su reinado no tenga fin.
Lc 1, 28-33
z Unidad 2, pág. 33, act. 14 z Unidad 3, pág. 43, act. 3
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