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                    Géneros Proféticos                                       –Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purifíquense y vengan con-
                                                                             migo al sacrificio.
                    El Señor me dijo:                                        Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó,
                    –Vete a comprar una jarra de loza; acompañado de algunos con-
                                                                             vio a Eliab, y pensó:
                    cejales y sacerdotes, sal hacia el Valle de Ben Hinón, adonde da la  –Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.
                    Puerta de los Cascotes, y proclama allí lo que yo te diré:
                                                                             Pero el Señor le dijo:
                    Di: Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá y vecinos de Je-  –No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo.
                    rusalén: Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel:
                                                                             Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia. El
                    «Yo haré venir sobre este lugar una catástrofe que a quien la oiga  Señor ve el corazón.
                    le zumbarán los oídos; porque me abandonaron, extrañaron este
                                                                             Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel, y Samuel le dijo:
                    lugar sacrificando en él a dioses extranjeros, que ni ellos ni sus padres  –Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.
                    conocían, y los reyes de Judá lo llenaron de sangre inocente. Cons-
                                                                             Jesé hizo pasar a Samá, y Samuel dijo:
                    truyeron ermitas a Baal, donde quemaban a sus hijos como holo-  –Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.
                    caustos en honor de Baal; cosa que no les mandé, ni les dije, ni se
                                                                             Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel, y Samuel le dijo:
                    me pasó por la cabeza.                                   –Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.
                    «Por eso llegarán días –oráculo del Señor– en que este lugar ya no
                                                                             Luego preguntó a Jesé:
                    se llamará El Horno ni Valle de Ben Hinón, sino Valle de las Ánimas.  –¿Se acabaron los muchachos?
                    Haré fracasar en él los planes de Judá y Jerusalén, los derribaré a
                                                                             Jesé respondió:
                    espada del enemigo, por mano de los que los buscan para matarlos,  –Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.
                    daré sus cadáveres en pasto a las aves del cielo y a las bestias de
                                                                             Samuel dijo:
                    la tierra. Haré de esta ciudad espanto y burla: los que pasen junto  –Manda a por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no lle-
                    a ella se espantarán y silbarán a la vista de tantas heridas. Haré que
                                                                             gue.
                    se coman a sus hijos e hijas, que se coman unos a otros, cuando  Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos
                    les aprieten y estrechen el cerco sus enemigos mortales».
                                                                             ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel:
                    Rompe la jarra en presencia de tus acompañantes, y diles: «Así dice  –Anda, úngelo, porque es éste.
                    el Señor de los ejércitos: Del mismo modo romperé yo a este pueblo
                                                                             Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus her-
                    y a esta ciudad; como se rompe un cacharro de loza y no se puede  manos. En aquel momento invadió a David el espíritu del Señor, y
                    recomponer.
                                                                             estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá.
                    »Y enterrarán en El Horno, por falta de sitio. Así trataré a este lugar
                    y a sus habitantes, haré de esta ciudad un horno –oráculo del Se-  Gérero poético.               1 Sm 16, 1-13
                    ñor–; las casas de Jerusalén y los palacios reales de Judá serán in-
                    mundos como el sitio de El Horno; las casas en cuyas azoteas
                                                                             El mejor cantar por Salomón.
                    ofrecían sacrificios a los astros del cielo, y libaban a dioses extran-  ¡Que me bese con besos de su boca!
                    jeros».
                                                                             Son mejores que el vino tus amores,
                    Jeremías volvió de la puerta adonde lo había mandado el Señor a  es mejor el olor de tus perfumes.
                    profetizar, se plantó en el atrio del templo y dijo a todo el pueblo:
                                                                             Tu nombre es como un bálsamo fragante,
                    –Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo haré venir sobre  y de ti se enamoran las doncellas.
                    esta ciudad y su comarca todos los males con que la he amenazado,  ¡Ah, llévame contigo, sí, corriendo,
                    porque se pusieron tercos y no escucharon mis palabras.  a tu alcoba condúceme, rey mío:
                                                              Jr 19, 1-15
                                                                             a celebrar contigo nuestra fiesta
                    Las primicias y Primogénitos.                            y alabar tus amores más que el vino!
                                                                             ¡Con razón de ti se enamoran!
                    No retrasarás la oferta de tu cosecha y de tu vendimia.  (ELLA)
                    Me darás el primogénito de tus hijos; lo mismo harás con tus toros  Tengo la tez morena, pero hermosa,
                    y ovejas: durante siete días quedará la cría con su madre y el octavo  muchachas de Jerusalén,
                    día me la entregarás.                                    como las tiendas de Cadar,
                    Me estarán consagrados: no coman carne de animal despedazado  los pabellones de Salomón.
                    en el campo; échensela a los perros.                     No se fijen en mi tez oscura,
                                                             Ex 22, 27-30    es que el sol me ha bronceado:
                    Gérero histórico.                                        enfadados conmigo, mis hermanos de madre
                                                                             me pusieron a guardar sus viñas;
                    El Señor dijo a Samuel:                                  y mi viña, la mía, no la supe guardar.
                    –¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he re-  Avísame, amor de mi alma,
                    chazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por  dónde pastoreas, dónde recuestas
                    encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he  tu ganado en la siesta,
                    elegido un rey.                                          para que no vaya perdida
                    Samuel contestó:                                         por los rebaños de tus compañeros.
                    –¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.             (ÉL)
                    El Señor le dijo:                                        Si no lo sabes,
                    –Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor.  tú, la más bella de las mujeres,
                    Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer;  sigue la senda de mis ovejas,
                    me ungirás al que yo te diga.                            y lleva a pastar tus cabritos
                    Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los  en los apriscos de los pastores.
                    ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro:      Amada, te pareces a la yegua
                    –¿Vienes en son de paz?                                  de la carroza del Faraón.
                    Respondió:





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