Page 36 - Libros de Caballerías 1879
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                    AMADÍS DE GAULA


           La Reina llamó a Gandalín e dijóle:
          —Amigo, ¿qué hobo vuestro señor, que me pa-
        resce en su semblante ser en gran tristeza? ¿Es por
        algún descontentamiento que aquí haya habido?
          —iSeñora —dijo él— , aquí recibe él mucha honra
        y merced ; mas él ha así de costumbre que llora dur-
        miendo, así como agora veis que en  él parece.
          Y en cuanto así estaban, vieron los de  la  villa
        muchos enemigos e bien armados cabe  sí,  e daban
        voces
          — I Armas, armas
          El Doncel del Mar fué muy alegre, y el Rey le
        dijo:
          —Buen amigo, nuestros enemigos son aquí.
          Y él dijo:
          —Armémonos e vayamos los ver.
          Y el Rey demandó sus armas y el Doncel las su-
        yas, e desque armados fueron e a caballo, fueron a
        la puerta de la villa. Como llegaron, dijo el Doncel
        del Mar:
          —Señor, mandadnos abrir la puerta.
          Y el Rey, a quien no placía menos de se comba-
        tir, mandó que la abriesen, e salieron todos los ca-
        balleros. Los irlandeses, que contra sí los vieron ve-
        nir, aparejáronse de  recebirlos,  así como  aquellos
        que mucho los desamaban. El Doncel del Mar se fi-
        rió con un capitán que delante venía, y encontróle
        tan fuertemente, que a  él e  al caballo derribó en
        tierra, e hobo la una pierna quebrada, e quebró la
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