Page 38 - Libros de Caballerías 1879
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AMAD1S DE GAULA


         su compaña, no tardó mucho que paresció  el rey
         Abies de Irlanda con todos los suyos, y venia di-
         ciendo :
           —Agora a ellos ; no quede hombre que no matéis.
           El rey Abies no dejó caballero en la silla en cuan-
         to le duró  la lanza, y desque  la perdió echó mano
         a su espada e comenzó a herir con ella tan brava-
         mente, que a sus enemigos hacía tomar espanto. De
         manera que los del rey Perión, no lo pudiendo ya
         sufrir, retraíanse contra la villa.
           Cuando el Doncel del Mar vio que la cosa se pa-
         raba mal, comenzó de facer con mucha saña mejor
         que antes, porque los de su parte no huyesen con
         desacuerdo, e metíase entre la una gente y la otra;
         y firiendo e matando en los de Irlanda, daba lugar
         a los suyos que las espaldas del todo no volviesen.
         Agrajes y el rey Perión, que lo vieron en tan gran
         peligro e tanto hacer, quedaron siempre con él; así
         que todos tres eran amparo de los suyos.
           El rey Abies mucho pesar hobo de Daganel e los
         demás de su ejército que supo que eran muertos;  y
         llegó a él un caballero de los suyos e dijóle:
           —Señor, ¿vedes aquel caballero del caballo blan-
         co? No hace sino maravillas, y él ha muerto vues-
         tros capitanes e otros muchos.
           Esto decía por el Doncel del Mar. El rey Abies se
         llegó más e dijo:
           —Caballero, por vuestra venida es muerto el hom-

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