Page 56 - Libros de Caballerías 1879
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AMADÍS DE GAULA
menso a tender las redes en que debían quedar pre-
sos el Rey y sus bravos caballeros.
Pues siendo todos en el palacio, con gran alegría
hablando en las cosas que en las Cortes se habían de
ordenar, acaeció de entrar en el palacio una don-
cella extraña asaz bien guarnida, e un gentil don-
cel que la acompañaba; e decendiendo de un pala-
frén, preguntó cuál era el Rey; él dijo:
—Doncella, yo soy.
— .Señor —dijo ella— , bien semejáis rey en el
cuerpo, mas no sé si lo seréis en el corazón.
—Doncella —dijo — , esto vedes vos agora, e
él
cuando en lo otro me probardes saberlo heis.
—Señor —dijo la doncella— , a mi voluntad res-
pondéis, e miémbreseos esta palabra que me dais ante
tantos hombres buenos, porque yo quiero probar el
esfuerzo de vuestro corazón cuando me fuere me-
nester, e a Dios seáis encomendado.
—A Dios vayáis, doncella —dijo el Rey.
La doncella se fué su vía, e el Rey quedó fablan-
do con sus caballeros. Pues habiendo en muchas co-
sas hablado, queriéndose la Reina acoger a su pala-
cio, entraron por la puerta tres caballeros, los dos
armados de todas armas, y el uno desarmado, y era
grande e bien fecho, e la cabeza casi toda cana;
pero fresco e fermoso, según su edad. Este traía
ante sí una arqueta pequeña, e preguntó por el Rey,
e mostrárongelo ; e decendió de su palafrén, e fin-