Page 71 - El niño con el pijama de rayas
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—No, no es eso. Pero cuando me caí, Pavel era el único adulto que había en
casa y él me trajo aquí, me limpió la herida y me untó un ungüento verde que
me escoció, pero supongo que me fue bien, y luego me puso un apósito.
—Eso es lo que haría cualquiera por alguien que se hubiera hecho daño —
dijo María.
—Sí, ya lo sé. Pero ese día me dijo que en realidad él no era camarero.
María se quedó callada un momento. Entonces desvió la mirada y se
humedeció un poco los labios antes de asentir con la cabeza.
—Ya —dijo—. ¿Y qué te dijo que era?
—Me dijo que era médico. Pero yo no me lo creí. ¿Verdad que no es
médico?
—No —dijo María sacudiendo la cabeza—. No, no es médico. Es camarero.
—Lo sabía —dijo Bruno, muy orondo—. Entonces ¿por qué me mintió? Es
absurdo.
—Pavel ya no es médico, Bruno —explicó María en voz baja—. Pero antes
lo era. En otra vida. Antes de venir aquí.
Bruno frunció el entrecejo y reflexionó.
—No lo entiendo —dijo.
—No eres el único.
—Pero si era médico, ¿por qué ya no lo es?
María exhaló un suspiro y miró por la ventana para comprobar que no venía
nadie; entonces señaló las sillas y ambos se sentaron.
—Voy a explicarte lo que Pavel me ha contado acerca de su vida —dijo—,
pero no debes contárselo a nadie, ¿entendido? Porque entonces todos tendríamos
graves problemas.
—No se lo diré a nadie —aseguró Bruno; le encantaba oír secretos y casi
nunca los revelaba, salvo cuando era absolutamente necesario y no podía
evitarlo.
—Muy bien. Esto es lo que sé.
Bruno llegó tarde al tramo de alambrada donde se encontraba con Shmuel
todos los días, pero su nuevo amigo estaba esperando sentado en el suelo con las
piernas cruzadas, como siempre.
—Perdona el retraso —dijo, pasándole el pan y el queso por la alambrada
(los trozos que no se había comido por el camino cuando le había entrado un poco
de hambre)—. Estaba hablando con María.
—¿Quién es María? —preguntó Shmuel sin levantar la cabeza, mientras se
zampaba la comida con avidez.
—Nuestra criada. Es muy simpática, aunque Padre dice que tiene un sueldo
excesivo. Me estaba hablando de Pavel, el hombre que nos corta las hortalizas y
nos sirve la cena. Me parece que vive en tu lado de la alambrada.
Shmuel levantó la cabeza un momento y dejó de comer.