Page 82 - Vuelta al mundo en 80 dias
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En fin  dijo Fix al ver a Picaporte anonada-do , mister Fogg no recibirá a tiempo el
                  aviso de la salida del "Camatic"; y, si parte, al menos se irá sin ese maldito francés.

                  Y luego salió, después de haber pagado el gasto.



                  XX


                  Durante esta escena, que iba, quizá, a comprome-ter gravemente el porvenir de mister
                  Fogg, éste se paseaba con Aouida por las calles de la ciudad ingle-sa. Desde que la joven
                  había aceptado la oferta de conducirla a Europa, mister Fogg había tenido que pensar en
                  todos los pormenores que requiere tan largo viaje. Que un inglés como él diese la vuelta al
                  mundo con un saco de noche, pase; pero una mujer no podía emprender semejante travesía,
                  en tales con-diciones. De aquí resultaba la necesidad de comprar vestidos y objetos
                  necesarios para el viaje. Mister Fogg hizo este servicio con la calma que le caracteri-zaba, y
                  a todas las excusas y observaciones de la joven viuda, confundida con tanto obsequio,
                  respon-dió invariablemente:

                   Esto es en interés de mi viaje; está en mi pro-grama.

                  Verificadas las compras, mister Fogg y la joven entraron en el hotel, y comieron en la mesa
                  redonda, donde estaba servida suntuosamente. Después, mis-tress Aouida, algo cansada, se
                  fue a su cuarto, estre-chando antes la mano de su imperturbable salvador.

                  El honorable gentleman pasó toda la velada leyen-do el "Times" y el "Ilustrated London
                  News".

                  Si algo debiera haberio asombrado, era no haber visto a su criado a la hora de acostarse;
                  pero, sabiendo que el vapor no salía de Hong Kong hasta el siguiente día, no se preocupó
                  de ello. Picaporte no acudió, sin embargo, por la mañana, al llamamiento de la campanilla.

                  Nadie hubiera podido decir lo que pensó el hono-rable gentleman, al saber que su criado no
                  había vuel-to a la fonda. Mister Fogg no hizo más que tomar su saco, avisar a mistress
                  Aouida y enviar a buscar un palanquín.

                  Eran entonces las ocho, y la marea, que debía aprovechar el "Carnatic" para su salida,
                  estaba indica-da para las nueve y media.

                  Cuando el palanquín llegó a la puerta de la fonda, mister Fogg y mistress Aouida subieron
                  al confortable vehículo, y el equipaje siguió detrás en una carretilla.

                  Media hora más tarde, los viajeros bajaban al mue-lle de embarque, y allí supieron que el
                  "Carnatic" se había marchado la vispera.
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