Page 127 - Huasipungo - Jorge Icaza
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J o R G E e A z A
Y no habbba de memoria, ib.a poco a poco de-
jando a las acémilas sin pelo y a los arrieros sin
pan. Ya no había quien traiga mishcado o sobre
la albarda de una mula la sorpresa para una co-
mida suculenta, ya no había a quien esperar a las
seis para prender el fogón y hacer una mazamo-
rra o cualqui.era otr.a cosa, ya no había a quien
hacer encargos, ya no había a quien vender las
mulas.
-¡ Carajo !- murmu.ra el Melchor rascánP,ose la
cabeza, p.arado a la puerta de la choza y pensan-
do en su vida de arriero cuando traía de Quito a
las guaguas, matinés de col01:es con bastantes en-
cajes en el pecho que eran la admiración del ve-
cindario. Ahora, no tenía ni para mantener a los
chusos qne le sobraban, porque las grandes, sin
querer sujetarse al hambre de la casa, huyeron las
carishinas con ·los chagras mozos del pueblo que
sintiéndose desocupados iban en 'busca de trabajo
;a Quito.
-Elé, par' eso nos ha servido el carretero- mur-
muraba en voz .alta.
-Las hijas del Julio y del Audón tan'an segui~
do el mismo camino de las mías.
A las dos hijas del Melcho1· afirman las
malas lenguas haberlas visto en el burdel
J28 de la Cutuo con Cintas y después viviendo
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"