Page 130 - Huasipungo - Jorge Icaza
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La  peonada  dirigida·  por  el  mayordomo,  131
          abre  un  portillo  en  el  cerco  de-l  cebadal  de
          hacienda.  Después  de  tomarse  una  buena
         ·copa  de  puro  dan  principio  al  corte.
           -Cuando  tengan  sed  vendrán  nó  más  a  pegar-
          se  un  m<1te  de  esta  giiena  chicha-- exdama  el  Po-
          licarpio  s¡;ntándose  sobre  los  barriles  en  tanto  los
          campesinos  se  desparraman  en  el  oleaje  del  ceba-
          dal.
            Inclinados  sobre  las  espigas,  manejan  las  hoces
          como  mandíbulas  de  hierro,  van  arrancando  y  ha-
          ciendo  gavillas.  Duelen los  riñones estar inclinados
          cortando  espigas  por  más  de  una  hora.  Hay  que
          estirarse poniendo las manos en la cintura y  echan-
          do  la  cabeza  para  atrás;  pero  la  voz  aguardento-
          ·sa  del  mayordomo,  parado  sobre los  barriles  como
          chacracama  que  se  para  en  la  -choza  zancuda  para
          espantar  pájaros,  e-spanta  todo  posible  estira-
          miento:
           -¡Apuren  breve,  caraja!
            Se  inclinan  todos  los  cuerpos  como  si. un  hura-
          cán  les  hubiese  tronchado.  L.as  hoces  se  ponen  ca-
          lientes,  los  cuerpos  sudosos,  el  sol  como  mordisco
          de  fogón  en  la  espalda.  La  chicha  da  más  sed,  pe-
          .ro  sudando  de  nuevo  pas·a  no  más.
            A  medio  día,  montado  sobre  su  mula  Negra,  se
          ·deja  ver,  en  el  lindero  del  sembrado  la  figura  del
              u    A   S       p    u   N   G    o







                     Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
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