Page 26 - Huasipungo - Jorge Icaza
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-El señor que m' está viendo con ojos 27
de simpatía no más.
La ·chola paga la galantería ordenando
al JaCinto que traiga una copa doble.
-¿Otra?- protesta el visitante.
-,-Qué's, pes. Acaso hace mal.
Mientras el marido iba por el· aguardiente, don
Alfonso agradecía a la Juana propinándole con uno
o dos pellizcos en las tetas o en las nalgas. Casi
nunca faltaba el crío que gateando en el suelo po-
nía en exhibición todos sus órganos prohibidos.
-Ojalá se críe robusto.
-Un tra¡::ón ha salido.
Los paseos del amo terminaban en el curato.
L.argas, sustanciosas conversaciones sostenían te-
rrateniente y cura. Don Alfonso, poniendo a un
lado su alto espíritu liberal, hizo migas con el pá-
rroco. Era el único capaz de· servirle de interme-
diario con los propietarios de los bosques orienta··
les. Ya le había hecho comprar la parte de los her-
manos Ruata; dos chagritos huérfanos de padre y
madre, que iban por la edad del casorio, y que pa-
ra consolar su soltería hacían versos· .a la Virgen,
eran pupilos del cura y, al igual que el teniente
político, usaban z.apatos de becerro.
Cuando alguien 3e atrevía a hablar mal de su
amistad con .el religioso, don. Alfotl.so, tirándose
H u A 8 r u N G o
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"