Page 65 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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La mujer se pone de pie frente al juez y al jurado, coloca una mano sobre la Biblia y levanta la otra,
y presta juramento . Por los próximos minutos, con la ayuda de Dios, «dirá la verdad, toda la
verdad, y nada más que la verdad».
Es una testigo. Su trabajo no es ampliar ni diluir la verdad. Su tarea es decir la verdad. Déjele a
los legisladores el interpretarla. Déjele al jurado el resolver el caso. Déjele al juez aplicarla. Pero, ¿
la testigo? La testigo habla la verdad. Si se le permite hacer más que eso o menos, contamina el
resultado. Pero déjesele hacer eso, decir la verdad, y la justicia tiene una oportunidad.
El cristiano es también un testigo. Nosotros también prestamos juramento. Como el testigo en la
corte, somos llamados a decir la verdad. El jurado puede estar ausente y el juez ser invisible, pero
la Biblia está presente, el mundo que nos mira es el jurado, y nosotros somos los testigos
primordiales. Nos ha citado el mismo Señor Jesús: «Me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» ( Hechos 1.8 , cursivas añadidas).
Somos testigos. Como los testigos en el tribunal, somos llamados a testificar, a decir lo que
hemos visto y oído. Debemos decir la verdad. Nuestra tarea no es diluir ni inflar la verdad. Nuestra
tarea es decir la verdad. Punto.
Hay, sin embargo, una diferencia entre el testigo en el tribunal y el testigo por Cristo. El testigo
en el tribunal a la larga deja la silla del testigo, pero el testigo de Cristo nunca deja de serlo. Puesto
que las afirmaciones de Cristo siempre están siendo sometidas a prueba, el tribunal está
perpetuamente en sesión, y nosotros seguimos bajo juramento. Para el cristiano el engaño nunca
es una opción. No fue una opción para Jesús.
LO QUE DIOS NO PUEDE HACER
Una de las declaraciones más asombrosas en cuanto a Cristo es el resumen: «nunca hizo maldad,
ni hubo engaño en su boca» ( Isaías 53.9 ). Jesús fue obstinadamente veraz. Cada palabra suya
fue precisa y certera, cada frase suya fue cierta. No hacía trampas en los exámenes. No alteraba
los libros. Ni una sola vez estiró la verdad. Jamás ensombreció la verdad. Nunca evadió la verdad.
Sencillamente dijo la verdad. No se halló engaño en su boca.
Y si Dios lo hiciera a su manera en nosotros, ningún engaño se hallaría en la nuestra. Dios
anhela que seamos como Jesús. Su plan, si usted lo recuerda, es moldearnos según las líneas de
su Hijo ( Romanos 8.28 ). Lo que trata no es de disminuir o minimizar nuestro engaño, sino
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