Page 62 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
P. 62

Tenga cuidado, no obstante. No considere sus deseos sin considerar sus capacidades. Pase
            rápidamente a la tercera pregunta.






            ¿CUÁLES SON MIS CAPACIDADES?




            Hay algunas cosas que queremos pero que sencillamente no estamos equipados para lograr. Yo,
            por  ejemplo,  tengo  el  deseo  de  cantar.  Cantar  para  otros  me  daría  maravillosa  satisfacción.  El

            problema es que no le daría la misma satisfacción a mis oyentes. Soy lo que usted pudiera llamar

            un cantor de cárcel: nunca encuentro la clave y siempre estoy detrás de las barras.

                Pablo da un buen consejo en Romanos 12.3 , al decir que estimemos con sensatez nuestras

            capacidades.

                En  otras  palabras,  dese  cuenta  de  sus  puntos  fuertes.  Cuando  usted  enseña,  ¿escucha  la

            gente? Cuando usted dirige, ¿la gente lo sigue? Cuando usted administra, ¿mejoran las cosas? ¿
            En  qué  es  más  productivo?  Identifique  sus  puntos  fuertes,  y  entonces  -y  esto  es  importante-

            especialícese  en  ellos.  Saque  del  fuego  unos  cuantos  hierros  para  que  los  restantes  puedan
            calentarse  en  serio.  No  enfocar  nuestros  puntos  fuertes  puede  impedirnos  lograr  las  tareas

            singulares que Dios nos ha llamado a hacer.

                El cuidador de un faro que trabajaba en una costa rocosa recibía aceite una vez al mes para

            mantener su llama ardiendo. Como vivía cerca de la población, no le faltaban visitantes. Una noche
            una mujer necesitaba aceite para mantener a su familia caliente. Otra noche un padre necesitaba

            aceite para su lámpara. Otro necesitó aceite para lubricar una rueda. Todas las peticiones parecían

            legítimas, y el cuidador trataba de suplirlas. Hacia el fin del mes se le acabó el aceite, y el faro se
            apagó, lo que causó que muchas naves se estrellaran en esa costa. El hombre recibió la reprensión

            de sus superiores: «Se te da aceite por una sola razón», le dijeron. «Queremos mantener el faro
            ardiendo».


                No podemos suplir toda necesidad del mundo. No podemos complacer a todo el mundo. No
            podemos  atender  todas  las  peticiones  del  mundo.  Pero  algunos  lo  intentamos.  Al  final,  se  nos

            acaba el aceite. Así que estime con sensatez sus capacidades y apéguese a ellas.

                Una pregunta final es necesaria.






                                                                                                                   62
   57   58   59   60   61   62   63   64   65   66   67