Page 58 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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De nuevo, debía habérseme ocurrido que algo andaba mal. La serie de eventos curiosos debía
            haber captado mi atención. Nadie comentó acerca de la dificultad del hoyo. Nadie me felicitó por

            mis golpes. Todo el mundo lanzaba la pelota hacia la derecha, mientras yo lo hacía a la izquierda.

            Un golpe perfecto para caer entre la maleza. Mi espléndido golpe de acercamiento, sin que nadie lo
            notara. Debió habérseme ocurrido, pero no fue así. Solo cuando me acercaba al área verde del

            hoyo noté algo raro. ¡Algunos jugadores ya estaban golpeando la pelota hacia el hoyo! Jugadores
            que yo no conocía. Jugadores que nunca había visto antes. Jugadores que, a mi juicio, jugaban

            terriblemente lento o estaban perdidos. Miré a mi alrededor buscando a mi grupo, tan solo para
            encontrarlos en el área; en un hoyo diferente .


                Entonces me di cuenta. ¡Yo había jugado hacia el hoyo equivocado! Había escogido el blanco
            equivocado. Pensé que estábamos jugando hacia la izquierda, cuando debíamos estar jugando

            hacia la derecha. De súbito todo tuvo sentido. Mis compañeros lanzaron la pelota hacia la derecha

            porque  hacia allá  debíamos  dirigirnos.  Los  rezongos  que  oí  después  de  mi lanzamiento  fue  de
            compasión,  no  de  admiración.  Con  razón  el  hoyo  parecía  tan  difícil;  yo  estaba  jugando  en  la

            dirección equivocada. ¡Qué desaliento! El golf ya es de por sí difícil. Es mucho más difícil cuando se
            juega en la dirección equivocada.







            CON EL CORAZÓN EN EL BLANCO



            Lo mismo se puede decir de la vida. La vida ya es dura de por sí. Es incluso más dura cuando nos

            dirigimos en la dirección equivocada.

                Una de las increíbles capacidades de Jesús fue mantenerse dirigiéndose al blanco. Su vida

            nunca se salió del carril. Ni una sola vez lo encontramos caminando por el lado equivocado de la
            pista. No tenía dinero, ni computadoras, ni aviones a reacción, ni ayudantes administrativos; sin

            embargo Jesús hizo lo que muchos de nosotros no hacemos. Mantuvo su vida en su curso.

                Al mirar Jesús por el horizonte hacia el futuro, podía ver muchos blancos. Muchas banderolas

            ondeaban  al  viento,  y  podía  dirigirse  a  cada  una  de  ellas.  Podía  haber  sido  un  revolucionario
            político. Podía haber sido un líder nacional. Podía haberse contentado con ser un maestro y educar

            las mentes, o ser un médico y sanar cuerpos. Pero al final escogió ser el Salvador y salvar almas.







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