Page 115 - Como mariposas a la luz
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Venta vista en la dimensión humana
Cuando uno habla de esta profesión y además la práctica, llega a la conclusión de
que seguramente es de las que más, sólo te hace sentir y más veces.
Es una profesión en la que nadie te evalúa ni te da un título y no dependes de
exámenes que te puntúen de una manera “objetiva” y que a partir de ese
momento todo el mundo sepa que tienes un título.
Sabes lo que vales por tus éxitos o tus fracasos y solo tú mismo eres capaz de
“sentir” tu auténtico valor, lo que la convierte en una constante montaña rusa de
emociones que suben o bajan dependiendo del día o el momento.
Te pasas una vida compitiendo contigo mismo para mejorar tu propia marca en un
bucle sin fin de objetivos cubiertos, y nuevos retos en una mezcla agridulce que
nunca acaba de tomar forma, ni sabor.
Pero si duras lo bastante y la arena no te ha derrotado en alguna batalla, llegas a
sentirte parte de ella, a convivir con todos sus componentes y hasta a entenderte a ti
mismo en todas las dimensiones. Acabas entendiendo que, el éxito, es el resultante
de restar los fracasos a tus acciones. La suma de ambos, tu experiencia, y la
aceptación de todo, eres tú.
Y a partir de ese momento ya formas parte del hábitat, dominas esa jungla y ya no
eres presa, ¡eres depredador!
A base de convivir con otros vendedores acabas siendo como el Lobo, “fuerte en
solitario, solidario en manada”, y tienes el egoísmo suficiente para aprender de todos
y de todo.
Cuando ese momento llega, disfrutas de lo que antes sufrías y aprendes a tratar el
éxito o el fracaso como dos auténticos impostores, pues tú, eres siempre el mismo,
¡un luchador!