Page 119 - Como mariposas a la luz
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En manos de alquimistas



                  El  vendedor,  en  su  quehacer  diario,  vivirá  apartado  de  los  centros  oficiales  de  poder,

                  ignorando la mayoría de veces que él, y no otros, ¡es el auténtico centro de poder!



                  Es en él en quien recae la capacidad de generar sinergias y recursos que hacen que

                  todo funcione, y es él y nadie más, el que está en el auténtico frente de la batalla,
                  mirando  a  los  ojos  al  mercado  y  esquivando  dificultades  al  tiempo  que  genera

                  fidelidades de clientes.

                  Él es, por lo tanto, el auténtico motor que hace que todo se mueva, incluidos los

                  teóricos centros de poder donde se instala el “Establishment” que desde la ventana
                  adornada de gráficos creen tomar decisiones que cambian el rumbo del mercado.



                  La mayoría de veces lo consiguen y aportan mejoras que el vendedor notará e incluso
                  agradecerá, pero algunas veces, más de las que a todos nos gustarían, aparecerán

                  variables de este entorno equilibrado que producirá cambios en el sistema, de los

                  cuales el vendedor se convertirá en auténtica víctima. Y me refiero a la irrupción de
                  los llamados Alquimistas. Son personajes con “poder oficial” que se creen llamados

                  a cambiar el mundo a través de un mando a distancia. Experimentarán y realizarán

                  peligrosas mezclas a fin de encontrar esa piedra filosofal que les de su definitiva

                  medalla en su currículum necesitado de párrafos. No dudarán en cambiarlo todo para
                  no  cambiar  nada,  pues  no  pueden  permitirse  decir  que  no  hicieron  nada,

                  sencillamente… ¡Porque todo estaba bien! ¡Eso sería en sí mismo un suicidio a su

                  prometedora carrera! Necesitan contar cuantas cosas cambiaron, como todo mejoró

                  de manera notable y convirtió a la organización en algo impensable para los pobres
                  seres terrenales.



                  Y el vendedor a modo de tren látigo en el último vagón, notará toda la violencia del
                  supuesto cambio sin entender los porqués y aún menos los “para qué”, pero tendrá

                  que hacer cosas que parecen diferentes para un mismo cliente y mercado que él sabe

                  que ya fueron probadas. Y así, los teóricos centros de poder algún día podrán decir
                  que esos “Alquimistas” lo cambiaron todo con su visión de futuro, pero si no se vende

                  será culpa de ese vendedor que estaba anclado en el pasado y no supo adaptarse.
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