Page 123 - Como mariposas a la luz
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Cuando no todo vale



                  Estaba esperando el embarque de mi vuelo que debía dirigirme a Málaga para dar un

                  curso cuando entré, con la intención de matar el sopor de la espera, en una de las
                  librerías de dicho Aeropuerto. Entre tanto libro capaz de seducirte por sus tapas y sus

                  títulos, descubrí uno que me despertó de golpe entre el sueño y la pesadilla, pero

                  desde luego a través de la indignación. Sin rubor, tal como se ve en la foto, anuncia
                  algo así como “cualquiera puede ser vendedor”.




                  Mi primer instinto fue pensar qué hacía yo un sábado en un Aeropuerto para ir a dar

                  un curso, cuando “cualquiera” puede ser un vendedor, comprando un libro de 16
                  euros, de no mucho más de 100 páginas. La segunda, ya más meditada, fue pensar

                  que “cualquiera puede escribir un libro”.


                  A veces tengo la sensación de que todos esos periodistas sin título que ejercen a

                  través de los chismes y las miserias humanas, llenando las noches de cutres invitados

                  con nada que aportar más allá de sus patéticas intimidades, están dando el salto al

                  espectáculo del papel intentando seguir ganando dinero basado en escribir páginas
                  sin sentido con títulos llamativos. Yo que he vivido de esta profesión de vendedor

                  durante toda mi vida y aún no creo haber llegado al estatus de buen vendedor y he

                  tenido  la  suerte  de  convivir  con  auténticos  depredadores  de  la  venta,  me  sentí

                  profundamente ofendido por tan fraudulento título. A nadie se le ocurriría decir que
                  cualquiera puede ser médico o mecánico, pero los que jamás fueron capaces de jugar

                  en la arena de la venta, se atreven a afirmarlo y ganarse la vida con ello, eso sí,

                  vendiendo pomada milagrosa de serpiente. ¡No conozco al autor ni me interesa!


                  Pero me gustaría saber que currículum le avala para tal afirmación y tal desprecio a

                  una profesión que necesita de tanto tiempo, dedicación, entrenamiento y vivencias,
                  para  poder  vivir  dignamente  de  ella.  Y  lo  primero  que  aprende  un  vendedor

                  “profesional”, un “buen vendedor”, es que no todo vale para vender, que mentir y

                  engañar a los clientes tiene una vida muy corta y que sólo el tiempo, la experiencia,

                  la formación y la calle te acaban haciendo un vendedor de verdad.
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