Page 155 - Como mariposas a la luz
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Comienza la aventura
Hay una escena de la primera película de la saga “El señor de los anillos” donde los
protagonistas, que hasta el momento, habían vivido una vida cómoda y segura, llegan
más allá de su poblado y en un momento dado, uno de ellos se para y exclama…. ¡Un
paso más y estaré más lejos de donde jamás he llegado!
Esto, que en Coaching se utiliza mucho, y que se denomina, “Salir de tu zona cómoda”
podría ser perfectamente el inicio de la aventura de cualquier vendedor. Ese día en
que por fin alguien te contrata das el paso más atrevido de tu vida y te lanzas a la
apasionante aventura de “convencer”. Tu sueño de convertirte en vendedor empieza
a tomar forma.
Armado de ilusión y buenos propósitos y con una armadura en forma de maletín y
armas letales representadas por catálogos, alguien te arma caballero de la calle y con
un golpe en la espalda, en lugar de una espada que te arme caballero, te dice “la
calle, es tuya”. En ese momento eres poderoso, crees que nada te va a parar y que
tú ¡no necesitas nada más! Y armado con semejantes poderes pisas fuerte la acera
rompiéndola con tu atrevimiento, mezcla de fortaleza, ilusión, e inocencia. Lucharas
contra molinos, ¡hasta que estos claudiquen! Poco a poco la acera es más dura, las
calles más largas, y tus armas más débiles.
Cada fracaso se convierte en un jirón en tu armadura y un peso para tus piernas. Esa
aventura, al igual que en la película, se convierte en pequeño mal sueño cuyos
monstruos son un montón de clientes que no entienden, un barrio deprimido, unos
productos mediocres y un sin fin de malas casualidades ¡aliadas contra ti! Poco a
poco, los molinos son Gigantes que a cada golpe se defienden mejor atacando al
ánimo y minando el amor propio que va quedando vacío de los pocos argumentos
que existían, si es que alguna vez existieron. Ese día, esos días te dirán que te
hicieron fuerte y puede ser, pero sobre todo, ¡te hicieron humilde! Ese día algunos
entendieron que quizás esto no era tan bonito y que ellos no estaban llamados a este
camino. Otros que quizás se equivocaron de empresa, de productos, ¡o de calles! Y
quizás, algunos entendieron que debían aprender que no bastaba salir a la calle y