Page 26 - 7. Folleto - LOS 144 MIL - ¿Quiénes serán ellos(1)
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                  Eran, además, unos sanguinarios, especialmente Simeón y Leví, pues véase el
                  caso de “la venganza de Dina” en Génesis 34: 1-31 (léase aquí el Versículo 25), que,
                  después  de  engañar  a  “Siquem  y  a  Hamor  su  padre”,  haciéndoles  creer  que
                  negociaban la dote de Dina, y después de haberles cumplido, se fueron de noche,
                  sigilosamente, y no solo mataron a “Siquem y a Hamor su padre” sino a todo varón
                  de  aquella  ciudad,  cuando  todos  dormían.  Por  otro  lado,  uno  de  ellos,  Rubén,
                  cometió incesto, pues se acostó con Bilha, concubina de su padre Jacob (Génesis
                  35: 22). Eran inclementes y malvados de corazón, pues nótese que la Biblia dice que
                  cuando José, hermano de ellos, les clamaba con angustia que no le hicieran mal,
                  ellos no le escucharon, porque eran duros de corazón  (Génesis 42: 21-23). Rubén,
                  además,  era débil de carácter, pues permitió que sus  hermanos vendieran a su
                  hermano José y aceptara que engañaran a su padre Jacob diciéndole una mentira
                  sobre José (Génesis 37: 20-32).

                  Ahora bien, ¿cómo es posible que los nombres de estos personajes (los hijos de
                  Jacob), ahora los veamos inmortalizados en las puertas de, nada menos, que, de la
                  nueva Jerusalén, la santa ciudad?

                  La respuesta la hallamos en el mismo Libro de Apocalipsis: El Espíritu Santo los
                  transformó  y  los  cambió,  pues  véase  que  en  Apocalipsis  2:  7  dice:  “…al  que
                  venciere, le daré a comer del árbol de la vida…”. En Apocalipsis 3: 5 dice: “El que
                  venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la
                  vida; y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”. En
                  Apocalipsis 3: 12, no agregan: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo
                  de mi Elohym, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el Nombre de mi
                  Elohym, y el nombre de la ciudad de mi Elohym, la nueva Jerusalén, la cual
                  desciende  del  cielo,  de  mi  Elohym,  y  mi  Nombre  nuevo”.  Por  último,  en
                  Apocalipsis 21: 7, nos terminan diciendo: “El que venciere, heredará todas las
                  cosas, y Yo seré su Elohym, y él será mi hijo”.

                  Por otro lado, en Apocalipsis 21: 8, nos dicen quiénes se perderán; en Apocalipsis
                  21:  27  y  en  Apocalipsis  22:  15,  nos  dicen  quiénes  no  entrarán  en  la  nueva
                  Jerusalén.

                  Por tanto, si esos nombres de los hijos de Jacob se encuentran inscritos en  las
                  puertas de la nueva Jerusalén, es porque ellos fueron transformados por el Espíritu
                  Santo y vencieron, y por ello, en ellos se cumplió la promesa dicha por  Cristo y
                  registrada en Apocalipsis 3: 12… ¡por eso sus nombres se encuentran inscritos
                  en la nueva Jerusalén! ... ¡porque vencieron!
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