Page 28 - 7. Folleto - LOS 144 MIL - ¿Quiénes serán ellos(1)
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                  tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano
                  estaba leprosa como la nieve. Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él
                  volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí
                  que se había vuelto como la otra carne” (Éxodo 4: 6, 7). ¿Cuál es aquí el mensaje
                  divino, no solo para Moisés en su momento, sino para nosotros en este episodio de
                  la mano leprosa?

                  Acordémonos lo que el Apóstol Pablo escribió respecto a estos casos cuando nos
                  dice:  “Y  estas  cosas  les  acontecieron  como  ejemplo,  y  están  escritas  para
                  amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así
                  que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1°Corintios 10: 11, 12).

                  El Eterno le estaba manifestando a Moisés la condición espiritual en que se hallaba
                  en esos momentos su pueblo; el símbolo de la mano leprosa estaba señalando la
                  condición espiritual lamentable en que se hallaba el pueblo de Israel en Egipto, es
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                  decir en el mundo de pecado ; estaba enfermo de pecado, y en esas condiciones
                  lo recibía el Eterno, leprosos espiritualmente, para luego, por medio de su transcurrir
                  por el desierto, es decir la vida diaria en su comunión con Él, los moldearía a una
                  vida limpia espiritualmente, simbolizada por la mano limpia que sacó posteriormente
                  Moisés señalando, así, la condición limpia a que nos llevaría el Espíritu Santo una
                  vez  convertidos  en  hijos  del  Eterno,  por  medio  del  proceso  de  santificación  que
                  estaba siendo simbolizado por la vida que ellos desarrollaron en su vida diaria por
                  el desierto donde llevaron a cabo su transformación espiritual en preparación para
                  ser introducidos en la tierra prometida de Canaán, tal como lo está haciendo Cristo
                  ahora  con  su  pueblo  cristiano,  moldeándolo  y  limpiándolo,  quitándonos  la  lepra
                  espiritual, para que podamos entrar limpios a la nueva Jerusalén y poder entrar por
                  las puertas de esa ciudad amada, donde, donde cada nombre de los hijos de Jacob
                  nos señalará la condición que cada uno de nosotros tenía antes de ser convertidos
                  identificándonos con el carácter que originariamente tenía cada uno de los hijos de
                  Jacob,  para  ahora  mostrarnos  a  Su  amado  Padre,  cómo  nos  limpió  el  Espíritu
                  Santo, cómo nos quitó la condición leprosa espiritualmente hablando en que nos
                  hallábamos, poniéndonos en condiciones santas a imagen  de Cristo, para poder
                  tener derecho a entrar, cada uno de nosotros, por la puerta apropiada de acuerdo
                  al carácter que habíamos tenido antes de nuestra conversión, que se identificará
                  con el carácter apropiado que tenía el respectivo hijo de Jacob antes de haber sido
                  transformado por el Espíritu Santo. Ese es el mensaje que nos están transmitiendo
                  al mostrarnos los nombres de los hijos de Jacob inscritos en las puertas de la ciudad
                  amada, la nueva Jerusalén.

                  El  hecho  que  se  encuentren  esos  nombres  inscritos  en  las  puertas,  señala  el
                  proceso de santificación que no solo Cristo llevó a cabo en los hijos de Jacob por
                  medio de su Santo Espíritu, sino el que habrá desarrollado, entonces, en cada uno
                  de nosotros para hacernos acepto a su Padre, pues no olvidemos que Cristo es la
                  Puerta por donde debemos entrar nosotros, sus hijos (Juan 10: 7 y 8). ¡Los nombres
                  están escritos en las puertas! ... ¡Sí! ... ¡para enseñarnos la relación estrecha que hay entre

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