Page 23 - El desarrollo de los niños
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Tiempo y espacio
La elaboración del espacio
La construcción del espacio se hace paralelamente a la elaboración del
esquema corporal, y ambos dependen de la evolución de los movimientos.
La toma de conciencia del espacio surge de las capacidades motrices del
niño que se inician desde su nacimiento.
El espacio se vive según las aferencias táctiles, auditivas y visuales. El
primero es el espacio bucal, centrado en su propio cuerpo, que se va
abriendo circularmente con la manipulación de objetos, y se extiende
considerablemente con la aparición de la marcha. A partir de esta nueva
experiencia motriz, los espacios antes aislados se juntan y aparece un
cierto sentido de la dimensión.
Al final del segundo año, ya existe un espacio global: el niño lo vive
afectivamente, y se orienta en función de sus necesidades. Hasta los 3
años, este espacio topológico no tiene formas ni dimensiones y se
caracteriza por sus relaciones concretas de cercanía, orden y separación.
En los años que aparece la función simbólica, la participación muscular es
la condición sine qua non para reconocer las trayectorias. Además, la
evolución del sentido postural permite al niño una mejor orientación en
relación con su propio cuerpo, y la lateralización dará las bases para la
futura proyección en el espacio.
Durante esta etapa, se elabora una imagen interiorizada del espacio: el
espacio vivido se reelabora en el nivel de la representación, así el espacio
topológico se convierte en el espacio proyectivo. El lenguaje permite la
elaboración de las primeras nociones espaciales: derecha, izquierda,
adelante, atrás, etc. Al final de la etapa, la orientación de su propio cuerpo
se ha cumplido. El niño tiene acceso a un espacio construido alrededor de
su cuerpo como eje de orientación. Ya puede establecer relaciones dentro
de formas, posiciones y distancias. Así domina las tres direcciones
esenciales del espacio tridimensional.
Entre los 7 y 12 años el niño es capaz de orientarse en el espacio y de
ubicarse en relación con los objetos que lo rodean. Esta elaboración se
logra gracias a la descentralización, que permite al niño encontrar puntos
de referencia fuera de su cuerpo y trasladar las nociones espaciales a otros
objetos. Durante esta etapa el niño llegara al espacio euclidiano, donde los
ejes y las relaciones espaciales serán respetadas: ya se puede hablar de un
espacio euclidiano.
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