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            para criticar la política de la presidenta Cristina   qué escribe- e irla sutilmente alterándola hasta   ■ 111 i
                                                                                                             zz
            Fernández de Kirchner o la del presidente Hugo   desnaturalizarla del todo, provocando con ello,   • «
            Chávez, de Venezuela, y adobándolas con vile­  a veces, irreparables daños. Probablemente lo     _L_¿
                                                                                                             lili!
            zas y vulgaridades pestilenciales de su propia   peor del caso es que  estas operaciones delic­  CJ
                                                                                                             lÍV\
            cosecha ("el desquiciado, paria, bestia troglodita   tivas ni siquiera resultan de una conspiración   S i
            de la extinta y queridísima República de Vene­  política, o empresarial, o cultural, sino,  más
            zuela","El peronismo es el partido de los resenti­  pedestremente, de pobres diablos que de este
            dos más aberrantes, llenos de odio, de rencores   modo tratan de combatir el tedio o la pavorosa
            viscerales, fanáticos, fascistas, enfermos de rabia   sequedad de sus vidas. Necesitan divertirse de
            inexplicable"y lindezas por el estilo).      algún modo y ¿no es acaso un deporte divertido
                                                         envilecer o ridiculizar o poner en situaciones de
            Consulté a un abogado. Me explicó que el tema   escándalo a los otros si, además, ello se puede
            de los derechos de autor, del copyright, en el   perpetrar con la impunidad más absoluta?
            mundo digital es todavía un bosque confuso,
            objeto de múltiples negociaciones en las que   Por eso, los valerosos esfuerzos que un Philip   (V
                                                                                                          £
            todavía nadie se pone de acuerdo, y que, aun­  Roth hace en defensa de su identidad de escri-   —i
            que en principio, mediante una larga y costosa   tory de ciudadano, para que le permitan seguir   "O
                                                                                                          OJ
            investigación, podría llegar a la fuente de donde   siendo lo que es y no una caricatura de sí mismo,   -O
                                                                                                          ro
            había  salido originalmente el texto fraudu­  aunque admirables, son probablemente total­    ~o
                                                                                                          vi
            lento, probablemente el esfuerzo sería inútil,   mente inútiles. Vivimos en una época en que   >
                                                                                                          CU
            pues el o los falsificadores habrían tomado las   aquello que creíamos el último reducto de la   c
            precauciones necesarias para borrar las pistas,   libertad, la identidad personal, es decir, lo que   _ro
            lanzando el artículo calumnioso no desde su   hemos llegado a ser mediante nuestras accio­    cu
                                                                                                         "O
            propia computadora, sino usando alguna de    nes, decisiones, creencias, aquello que cristaliza   o
                                                                                                         -C
                                                                                                          u
            las que se alquilan en cualquier cibercafé. ¿No   nuestra trayectoria vital, ya no nos pertenece   cu
                                                                                                          s
            había nada que hacer, entonces? En realidad, no.   sino de una manera muy provisional y precaria.   O
            O, más bien, sí: tomarlo a la broma y olvidarse.  Al igual que la libertad política y cultural, tam­  ~o
                                                                                                          cu
                                                         bién  nuestra identidad  nos puede ser ahora    ~o
                                                                                                          ro
            Y aquí llegamos a la parte más seria y trascen­  arrebatada, pero en este caso, por tiranuelos   ~S
            dente del asunto, más permanente que lo anec­  y dictadores invisibles, que en vez de látigos,   cj
                                                                                                          ro
                                                                                                         u_
            dótico. La revolución tecnológica audiovisual,   espadas o cañones, usan teclas y pantallas y se
            que ha  impulsado las comunicaciones como    sirven del éter, de un fluido inmaterial y subrep­  cu
                                                                                                         Xj
            nunca antes en la historia, y que ha dotado a   ticio y tan sutil y poderoso que puede invadir   o
            la sociedad  moderna  de unos  instrumentos   nuestra intimidad más secreta y reconstruirla   c
                                                                                                          £
            que le permiten sortear todos los sistemas de   a su capricho.                               —
                                                                                                          ro
            censura, ha tenido también, como perverso e                                                   O
            impremeditado efecto, el de poner en manos   A lo largo de su historia, el ser humano ha de­  a.
                                                                                                          ro
            de la canalla intelectual y política, del resentido,   bido enfrentar toda clase de enemigos de la   Xj
                                                                                                          ro
            el envidioso, el acomplejado, el imbécil o sim­  libertad y, con grandes sacrificios y dejando el   "O
                                                                                                          cu
            plemente el aburrido, un arma que le permite   campo de batalla sembrado de innumerables      ro
                                                                                                          1/1
            violar y manipular lo que hasta ahora parecía   víctimas, siempre ha conseguido derrotarlos.   >
                                                                                                          QJ
            el  último santuario sacrosanto del  individuo:   Y creo que también, a la larga, derrotaremos a   CC
            su identidad. Técnicamente es hoy día posible   éste último. Pero esta victoria, me temo mucho,
            desnaturalizar la vida real de una persona -qué   demorará y ni Philip Roth ni yo alcanzaremos a
                                                                                                         CO
            es, cómo es, qué hace, qué dice, qué piensa,  celebrarla.                                    Cs!
                                                                                                         3
                                                                                                         K
                                                                                                         2
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                                                                                                         Q





                                                                           L a    i d  e  n  t i d  a  d     p  e  r d  i d  a     5 1 5
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