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MARÍA
LOURDES
SANDOVAL
uerdo y así lo hizo ver en un escrito: Quiñónez (1956); Reina Esther Portillo (1959)
Queremos a este entrañable pedazo de suelo, Doria Edith Alfaro (1969); Brenda del Carmen
pero ese gran amor jamás nos llevará a caer Larin (1971), y Mery Lourdes Sandoval (196).
en el absurdo chauvinismo, que ha llevado a No lo había olvidado. Pero hay otra Reina
muchos, incluso intelectuales, a caer en afir- que también ya no está. No recordaba muy
maciones como que no hay en el mundo, sol y bien ese pasaje, conocido por toda la ciudad.
cielo como el de mi pueblo, cuando el mismo Pero una mañana de mayo Lutgardo Sigüenza
sol y el mismo cielo es compartido por todas se encargó de recordármelo, mientras con-
las gentes. versábamos sobre Armenia.
No cabe duda que donde hay competencia -¡Y se acuerda de aquella Reina que no quiso
cualquier cosa puede ocurrir. Sesenta años, que la coronara el Alcalde!-, dijo exaltada-
como diría alguien, “no pasan en vano”. mente.
Sin embargo, los reinados, no sólo están -Ahora que usted, me lo recuerda, sí; es
revestidos de controversia. Igual en ese esce- cierto, le apoyé, mientras él insistía en subra-
nario, así como se encienden las luces para yar el acontecimiento.
dar paso al ensueño y la fantasía, lo mismo se Lutgardo, a sus 87 años, conocía buena parte
apagan. de la historia de Armenia y al creer que dudaba
Dentro de este ramillete de flores, algunas se de su afirmación, alzando los brazos como para
han desprendido ya. Son varias las Reinas que reafirmar lo dicho, subrayó: - “¡Yo era el síndico
dijeron adiós y hoy forman parte de una corte de la Alcaldía y Julio Sánchez era el Alcalde! La
celestial. Entre ellas con su respectivo año de Señorita se llamaba Deysi Navas”, recalcó.
ostentar el cetro: Lilian Díaz (1955); Rosa Emilia
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