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DORIA MARÍA
EDITH ASTRID
ALFARO VALENCIA
quería ser la Reina de las fiestas. -“Hable con umen”. Los nuevos estilos permitían hacer
mi mamá”, le dije. “Tadin”, sin pensarlo mucho arreglos adaptados a la cara.
llegó a la tienda de sus padres, situada a un Armenia, en esos años ya contaba con
costado de la Alcaldía. salones de belleza. Ester, recuerda que su
Minutos después, cuando se retiraba con un peinado se lo arregló, “Lolita Hueso”, dueña
semblante alegre, alcance a escuchar “Felici- de la primera sala de belleza de la ciudad y
dades”. Siguiendo la tradición, acompañado una experta estilista. “Me peinó de tal manera
de la banda municipal entre marchas y pasos -recalca-, que la corona no se fuera a caer. Hizo
dobles, Ezequiel Figueroa, el Alcalde, llegó a un moño y busco un equilibrio entre mi cabello
mi casa y me pidió de manera oficial”, asegura y la diadema”.
Esther, todavía como oyendo la música y el Al recapitular ese instante de su vida, Ester
estallido de los cohetes de esa noche. – dijo-, “Sinceramente fue una experiencia
“Por esa época cursaba primer año de uni- maravillosa, porque yo jamás volví a ser novia
versidad – explica-, y la encargada del pupi- de otra cosa. Me gustó; yo, como cipota, me
laje tenía una amiga costurera, llamada Clara sentí bonita. Fue una semana para no olvidarla
Sermeño. Gracias a su pericia el ajuar no fue nunca”, afirma con una expresión de alegría en
ningún problema. Lo demás, corona y cetro lo su rostro.
adquirí en una tienda famosa de la capital en En esa misma década pasaría algo inusitado.
esa época, situada en el centro conocido como: Por lo menos, en los más de sesenta años de las
“La Mariposa”. fiestas no se ha vuelto a repetir. Dos hermanas
En esa década el peinado experimentaba ocuparon el trono en años consecutivos: Edith
algunas transformaciones, se utilizaba el Pocasangre (1965) y Esther Pocasangre (1966).
cabello más corto, pero con un poco de “vol- En la postulación de Edith, la figura de Víc-
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