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tor Escobar comienza a cobrar                                      a la nueva reina del año 1965.
        fuerza. Se empezaba a “foguear”                                       Edith, con su vestido estilo
        como enviado del Comité para                                       princesa, color blanco bordado
        conquistar a la familia de la nueva                                y su capa dorada, sentada en su
        soberana.                                                          trono, siguió la tradición frente a
           Edith, al revivir esos momen-                                   la Alcaldía, en una noche llena de
        tos todavía ve a Don Víctor, con                                   estrellas y escuchó la salutación
        su pelo ondulado entrecano y dos                                   del poeta del pueblo, Juan de Dios
        grandes entradas en su frente, su                                  Galán.
        bigote y unos ojos muy expresivos,                                   A unos pasos del trono, el poeta
        en la sala de su casa solicitando “la                              declamó: Majestad: Amaneció tu
        venia” para su reinado.                                            madrugada de luceros, /en la can-
           Escobar, antes de abandonar la            JUAN                  ción más tierna de la vida, /con
        vivienda y ya cerca de la persiana        DE DIOS                  su polen de aroma luminosos. /
        de la puerta, sacó de la incerti-                                  Edith…rumor del alba/armoniosa
        dumbre a Edith y le dijo: ¡Habrá           GALÁN                   inquietud con sol de flores, /princ-
        una elección! y enfatizó: “De todos                                esa coqueteando…/en la esquina
        modos tú vas a ganar”.                                             sensual de los amores…
           La verdad fue que el Comité ese                                   Edith al volver la mirada hacia
        año sólo tenía una oponente. Al final esas pal-       aquel momento, exclama: “Con los vesti-
        abras, resultaron proféticas. El 21 de noviembre      dos tuve suerte. Mi amiga Elba Mejía era una
        el Alcalde Valeriano Marroquín ciño la Corona         costurera increíble. Me mostraba sus diseños







































                                       EDITH                    ESTHER
                       POCASANGRE                               POCASANGRE





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