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Don César hombre de mediana
estatura, con ojos achinados,
nariz respingada y un mostacho
al estilo de la realeza europea,
vestido con un traje impeca-
ble, dio la bienvenida a aquella
mujer de mediana estatura,
apariencia sencilla, vestimenta
sobria y una mirada dulce.
Nadie imaginaba al verla que
con su trabajo y a través de los
años iba a iluminar el camino
de muchos armenienses.
Consuelo Montalvo, sin pre-
gonarlo, con su sola presencia
se convirtió en la típica pio-
nera, capaz de emprender una
aventura en tierra desconocida.
Al llegar traía con ella muchos proyectos lista ALUMNAS DEL COLEGIO.- PRIMERA
para examinar su entorno y ayudar a los niños FILA, LIDIA ROMERO, ESTELA GUERRERO
a afrontar los retos de un nuevo siglo. Y ENÓE MONTENEGRO.. DE PIE ESTELA
En el recién inaugurado Centro Educativo, ROSALES, RAQUEL GARCÍA Y CHEPITA
ubicado a unos metros del parque, la señorita POCASANGRE. (1950)
Consuelo impartiría a un grupo de alumnos
su educación elemental. Con mucho esfuerzo
atendía tres secciones en lo que se conocía El Colegio desde su creación siempre estuvo
entonces como “Escuela Unitaria”. En las ubicado al costado norte de la iglesia que tenía
clases prevalecía un método basado en la mem- cuatro entradas una de las laterales acari-
orización que en su base tenía un enfoque de ciaba sus instalaciones. La señorita Montalvo,
futuro. cuando en alguna ocasión relató
No pasarían tres años cuando cómo adquirió ese local, explicó
su espíritu inquieto la hizo dejar que lo compró a unas monjas de
el campo oficial de Directora de la la orden de las “Carmelitas Des-
Escuela de Niñas y, encariñada con calzas”; quienes se dedicaban a
el pueblo se sale de las normas y cuidar enfermos y ancianos.
decide algo aún no explorado para “Esas monjas – dijo- al prin-
la época, en pequeños poblados cipio vivían en el convento, atrás
como Armenia: Funda el Colegio de la iglesia. Pero el cura de ese
Santa Teresa, el 20 de agosto de entonces, Diego Rodríguez, man-
1923. tenía constantes conflictos con
Poco a poco se corrió de boca en ellas y compraron su propio esta-
boca - no había otra forma-, que blecimiento. “En mis horas libres
la señorita María Consuelo Mon- les ayudaba a cuidar enfermos,
talvo seria la maestra que abriría FELICITA hasta que un día la congregación
un nuevo centro de enseñanza para MARTÍNEZ decidió retirarse y me ofrecieron la
niños de ambo sexos, bajo la egida CARIAS V. DE casa que en principio era pequeña,
espiritual de la Doctora de Ávila, CONTREARAS pero tenía un gran solar sin con-
Santa Teresa. strucción que llegaba al otro lado”,
explicó.
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