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EN LOS AÑOS
SESENTA
EL COLEGIO
CONTINUABA LA
FORMACIÓN DE
NIÑOS, AL FONDO
DE LA GRAFICA LA
SUBDIRECTORA
ISABEL HERRADOR
Por esa época la familia Montalvo se con- los días miércoles. Era de los que junto a su tía
sideraba un “Clan”. Muy unidos por intere- rezaba hasta nueve veces al día.
ses comunes y mucho celo con su parentesco. Ese contacto con su tía marcaria toda su
Cuando Rogelio les presentó a su esposa; una infancias, el respeto a los demás, tener una
menor, sin recursos y sin mayor educación, la mentalidad abierta, disciplinado en algunas
marginaron. Al final como consecuencia lógica cosas, no tener prejuicios, sus creencias reli-
vino el divorcio. giosas y ver con buenos ojos a los necesitados.
Rogelio, molesto con sus hermanos, dejó la El Colegio seguía su marcha, bajo la admin-
administración de las propiedades y junto con istración de don Rogelio. Atilio por esos años
su hijo, en 1955 se radicó en Armenia. fue confirmado y su padrino fue un gran amigo
El niño de tres años es el primero en resistir de la familia Montalvo, el Coronel José María
el cambio. Nunca se había subido a un bus y Lemus y su esposa, en esa época Presidente de
menos a los de la ruta 205, en ese entonces de El Salvador. Era usual que la familia Montalvo
pura madera y rodeado de latas. Acostumb- los domingos compartiera la hora del café en
rado a moverse en carro en San Salvador, el la Casa Presidencial. Arístides como médico
trayecto largo y todo lo que pasaba por sus de cabecera del Presidente y de otras familias
ojos a través de las ventanillas lo alucinaba y acomodadas de El Salvador, se movía en esos
se sentía extraño. círculos exclusivos.
Todavía cuando puso su primer pie en el Atilio según crecía ya no quería dormir con
Colegio, preguntaba a su papá a dónde lo había su tía y ella lo entendió, así que una noche
traído. Pero, sin él mismo explicárselo, cuando apareció en el pupilaje de los varones y allí se
vio a su tía Consuelo todo fue diferente, pues quedó. Por esa época era compañero de aula
la conocía tanto como a su padre. de Pablo Arévalo, Astrid Quiñones, Roberto
Para fortuna de Atilio ese apego se prolon- González, Francisco Olmedo, Dina Torres, Ada
garía por varios años. Su tía no lo mezcló con el Quezada, Alfonso Sermeño, Toto Portillo, Aida
internado de varones, sino que lo instaló en su Cortez, Sonia Portillo, Leopoldo Sanabria y
dormitorio. Ambos se acostumbraron a acom- Rafael Sanabria Entre ellos era reconocido
pañarse mutuamente. Llegó a tratarlo como si cariñosamente como “Ceteco”.
fuera su hijo. Si la invitaban a la Alcaldía iban Mientras tanto la niña Consuelo seguía diri-
juntos, igual a misa y a los rezos del Rosario giendo el Colegio y lidiando con alguno que
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