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mismo salón de clase en el Cole-
gio Santa Teresita.
Atilio Montalvo, compañero
de todos ellos, recuerda que al
siguiente día, después de esa
desgracia, Roberto González y
Aida Torres, no aparecieron por
ningún lado. “Éramos niños de 8
años pero ya entendíamos algu-
nas cosas y preguntábamos a la
maestra sobre todos los rumores
que circulaban en el Colegio, Ada
Quezada y Pablo Arévalo, a su
manera nos habían traído alguna
información”. Las maestras esta-
ban nerviosas y no daban nin-
guna respuesta sobre los acon-
tecimientos.
Con la tristeza rondando por
toda la institución y sin la más
mínima condición para dar clases, RINDE DECLARACIÓN SOBRE CRIMEN.-
la Directora llamo al Padre Arnoldo García, para ROSA MÉLIDA HERNÁNDEZ DECLARA EN
calmar a los alumnos y sacarlos del trauma en LAS DILIGENCIAS INSTRUIDAS CONTRA
que se encontraban. El religioso ofició una misa EL EX ALCALDE DE ARMENIA RAFAEL
por los niños, se echó agua bendita por todos CORTEZ TORRES POR HOMICIDIO EN
lados, se pidió por el alma de la niña Edelmira LA SEÑORA EDELMIRA GARCÍA DE
y pronto todo el mundo quedó en paz. GONZALES. EL JUEZ DE PAZ MARIANO DE
El sacerdote, al salir de las instalaciones edu-
cativas, con mucho dolor comentó a la Direc- JESÚS RECINOS, IZQUIERDA Y EL FISCAL
ESPECIFICO BACHILLER ULISES AYALA
tora Consuelo Montalvo: “Recuerdo cuando PINO ESCUCHAN LA DECLARACIÓN
llegué a Armenia, pensé que tenía para salvar
una cosecha de almas poco común y dije: Yo los
conduciré por senderos que jamás han cono-
cido, haré que la oscuridad se convierta en luz a quienes ella favoreció con sus bondades. Al
ante ellos y encuentren el camino recto, ¡Y ahora tercer día el féretro apareció y toda la población
sucede esto!”. se volcó en un entierro nunca visto en Armenia.
El religioso, había llegado al punto de hac- Misa de cuerpo presente…
erse preguntas sobre el porqué de estas cosas. Elio Farfán, al evocar ese día, como él lo
“La gente se pasa la vida sin hacerse pregun- llama, “fatal”, se encontraba en la farmacia
tas, hasta que ocurre algo y, entonces, tiene que recogiendo unas medicinas que ella le había
hacérselas”, repetía una y otra vez sin encontrar ofrecido al crédito. “Y es que a veces ni se las
explicación alguna para esta desdicha. cobraba a la gente pobre, solo esperaba que el
La desgracia vistió de luto a todo el pueblo, Dr. diera la vuelta y se las regalaba”, todavía con
después de su muerte toda la población espe- un gran sentimiento, agrega, “¡Siempre suplía
raba. Sin embargo, pasaron dos días y sus las necesidades de la gente!”.
restos no llegaban, la impaciencia se apoderó Tita Recinos, la recuerda como una mujer
de todos. El parque estaba lleno de gente que increíble. “Me quería como a una hija. La veía
aguardaba sus restos, especialmente aquellos como una segunda madre. Era mi Pigmalión.
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