Page 176 - Armenia2015final.indd
P. 176

A un costado de la Alcaldía, protegido por una        en la mayor pista de baile de todos los tiempos.
        tela metálica, la gente observaba y al final más         Con los años la calle mostró atractivos nego-
        de uno se animó, pero no fue suficiente.              cios. El viejo mercado presentaba otro rostro
           Don Tito y su Orquesta Casino, ya en la            con sus paredes de ladrillo, amplias ventanas
        tercera tanda, se vio herido en su orgullo al ver     con telas metálicas y techos de duralita. Las
        aquel salón vacío. Sin descolgarse el saxofón         propuestas a los clientes con algunas variantes,
        llamo a Carlos y le dijo: “Voy a suspender”. Al       como los bazares, salones de belleza, librerias,
        mismo tiempo, que colocaba su instrumento             calzado fino, despensas, súper mercado; esta-
        cerca de un atril. “Tenían razón, el pueblo no        blecimientos con tecnología de punta: Com-
        está para fiestas”.                                   putadoras, televisores inteligentes, tables y
           Carlos, a quien ya se le había sumado Oscar,       muebles.
        se preguntaba cómo iban a pagar. No querían              De las tiendas antiguas, sólo sobreviven
        estar allí en ese momento. Y, de acuerdo con la       tres: “El Socorro”, de Rosalina de Arévalo;
        canción que habían escuchado, solo pensaban:          Casa Susana, de Jorge Alberto Trejo y Casa
        “De repente, de repente, yo mejor me voy pa’          Quiñónez, de Rubén Quiñónez. En la actuali-
        San Vicente…”                                         dad continua como una calle comercial impor-
           Sin embargo, Don Tito fue “generoso”. A            tante a pesar de la competencia de otras que la
        renglón seguido, dijo: “Vamos a firmar otro           vienen estrangulando.
        papel, además del contrato donde ustedes se              Cuando vuelvo a la línea que escribe Clau-
        comprometen a pagarme en cuotas en un plazo           dia sobre el traslado de la plaza por el Alcalde,
        de seis meses”. Y así fue, todos los miembros del     a quien más adelante llamó “el progresista
        Club recorrieron el pueblo, vendiendo números         señor”, igual “ese edificio feo de adobe”; cien
        para rifas, actividades gastronómicas, por más        años después, la historia lo favorecería. Creo la
        de 180 días hasta salir del “Chío”.                   calle más comercial de la ciudad y  el salón de
            Carlos y Oscar a principios del siguiente         baile jamás superado en las fiestas patronales.
        año, superado aquel mal momento, a mitad del
        mes de mayo, a eso de la nueve de la noche y
        sentados en una acera de la calle del incendio;
        mientras caía una lluvia fina y menuda, de esa
        “agüita” que sueltan los llantos de los niños;
        felices con la venta del último ejemplar de su
        periódico “El Eco”; de repente en medio de
        recuerdos y reflexiones vieron algo que nadie
        había visto, o lo descubrieron por primera vez,
        lo hermosa que era esa calle después de todo.
           Ambos se vieron mutuamente. Uno de ellos
        dijo: “ves lo que yo veo”. “Si, contestó el otro”,
        con una mirada profunda sobre el callejón. Aquí
        se podría hacer un baile. El 22 de noviembre de
        1967 en esa calle, se creó el Carnaval Arme-
        niense, que fue un éxito por años.
           Al final resultó toda una ironía. Esa calle
        que en 1952 vio consumirse por el fuego su
        entrada principal y más tarde, en 1960 observó
        a la muerte del brazo de Rafael Cortez Torres,
        cuando asesinó a Edelmira de González. En
        1966 terminar con las ilusiones y el esfuerzo
        de grandes emprendedores al final se convirtió



                                                         176
   171   172   173   174   175   176   177   178   179   180   181