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MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARTÍNEZ1931
ARTURO ARAUJO ASUME LA PRESIDENCIA
EL 1° DE MARZO DE 1931, LO ACOMPAÑA
SU VICE-PRESIDENTE GENERAL
un filántropo, altruista tal y como lo detalla “el mismo día que llegó fue a comprar un par
un escritor Sonsonateco en su libro: Sonsonate de medias al almacén más grande del pueblo.
histórico”, enfatiza. Al entrar al negocio estaba un señor exagera-
Lutgartdo Sigüenza, al referirse a Recinos damente gordo, con una mirada penetrante,
asegura que “tenía las del” y a renglón seguido muy guapo y por la forma en que se manejaba,
cuenta un pasaje que presenció en el antiguo no cabía duda que era el propietario”.
Kiosco de madera, durante la visita de un Tita relata: “inmediatamente le extendió su
funcionario a la ciudad. La ceremonia iba a pedido y cuando se lo entregó, no le quería sol-
comenzar y la gente no se callaba y él, un poco tar la mano, al mismo tiempo que le dijo. “De
encendido se paró y vociferó: “Cabrones, cál- estas chelitas me ha recetado el doctor”. Dice,
lense, que el gobernador les quiere hablar”. De mi madre que eso no le gustó. Pero, a partir de
repente todo fue un silencio absoluto, era parte ese día la asediaría y no le daría tregua, a pesar
de su estilo”, remarca. de que era un señor casado. Pero a sus 33 años
Paralelo a su trabajo de Alcalde, atendía su ella se enamoró perdidamente de él y a los 34
almacén, que estaba esquina opuesta al cabildo, años sucumbió, ante las galanterías del cacique
en la calle Araujo. Para llegar a su oficina apenas del pueblo, serenatero y derrochador y que le
daba unos pasitos. Fue precisamente en esa regalaba constantemente su perfume favorito
tienda donde conoció a Angelina Pacas y se “maderas de oriente”.
enamoró de ella, aunque estaba casado. En medio de las murmuraciones por esa rel-
Angelina en 1933, recién había llegado a ación, el amor se impuso. No obstante, con
Armenia, procedente de Opico, Departamento el tiempo las cosas entre ambos no camin-
de la Libertad, en busca de nuevos horizontes aron bien. Don Manuel, tenía un problema,
como enfermera. Según le contó a su hija Tita, le encantaba jugar. Una tarde sacó efectivo de
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