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Catano Barro, Mama del Guatapurí es el hijo menor del Mama
Martín Barro, el que dijo que si los colonos seguían subiendo, los
koguis irían más arriba, a los páramos y a las nieves perpetuas y

luego al cielo. Se consideran Hijos de la Tierra, a la que reconocen
como Madre Universal y hasta el final cuidarán del agua y de la
selva, y velarán por el equilibrio entre las fuerzas del universo,
porque con sus ritos, los Mamos de la Sierra mantienen
funcionando el mundo.

Catano Barro camina alrededor de las tres piedras y su voz
aviva el fuego y sacude el entorno. Habla y vuelve a hablar y con sus
manos trata de expresarse y hacerse comprender, pero no hay
caso, no hay forma de entendernos, somos lenguas distintas.
A horcajadas en la hamaca, pienso porqué el Mama Juan me
manda donde un Mama con el que no puedo tener comunicación.
Siento un leve tintineo y advierto que el Mamo Catano Barro alza

los brazos e inicia una especie de baile que acompaña con unos
como adornos o plaquitas sonajeras, suspendidas en pares de sus
codos y que con sus pasos producen un leve tintineo agradable y
musical.
Bailando con pequeños cantos de voz, suaves como el rezo o
fuertes como el trueno, el Mamo Kogui hace mudanzas con brazos y
pies y me mira con fijeza, como esperando que yo perciba el
significado de sus cantos y reciuras.
Afuera la lluvia arremete, el río suena con fuerza y las palabras del
Mamo retumban en la kankúrua
El calor del fogón y sus penumbras, el aire tibio que respiro y el leve
tintineo de la plaquitas que acompañan al Mamo en los pasos de su
baile, lentamente me calman y me sosiegan. Poco a poco voy
entregando mis pensamientos y ademanes.
Del trono de la noche emerge el jaguar. Sale de lo profundo
de la vida para recordarme que estoy en su kankúrua y que también

soy instinto y río y selva.

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