Page 88 - Cuentos para Triunfar
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13º) Crezca; desarróllese. Pero no se olvide nunca de quién es Usted.

                                             La araña y su tela


                  Era una araña como cualquier otra. Una mañana muy temprano salió a pasear
                  por el bosque para encontrar un lugar dónde construir su tela, aquella que le
                  procuraría el alimento.
                      Iba de rama en ramo, cuando quedó extasiada por aquel paisaje. Era un
                  rincón  entre  los  árboles,  dónde  un  tenue  rayo  de  sol  entibiaba  las  hojas
                  doradas por el tiempo.
                      Salto hasta una rama en punta y desde allí descendió por un delgado hilo
                  que ella misma construía a medida que iba bajando. Faltando apenas un metro
                  para llegar al piso, comenzó a saltar de derecha a izquierda y de arriba abajo,
                  tirando líneas que pegaba a las ramas de los enormes eucaliptos.
                      Trabajaba incansablemente, mañana y tarde. Trabajaba y descansaba unos
                  pocos minutos, para luego retomar la tarea que tan entusiasmada la tenía.
                      Luego de armar una estrella de hilos, comenzó a girar en caracol, dejando
                  una estela muy fina que unía cada uno de los rayos de seda. Giró y giró hasta
                  quedar extenuada.
                      Y se sentó a observar su obra de arte.
                      A la mañana siguiente, un moscardón que revoloteaba por el lugar fue a
                  parar a la tela y quedó atrapado. Fue el primer almuerzo que ella sola había
                  logrado.
                      Se llenó de una profunda emoción.
                      Tan  contenta  estaba  con  su  construcción,  que  a  todas  las  demás  arañas
                  invitaba a su tela, para que la apreciaran. Y así lo hacían.
                      Una  mañana  como  tantas,  descendió  al  suelo.  Se  retiró  unos  cuantos
                  metros y giró para apreciar una vez más su obra magistral. En eso, el tenue
                  rayo se sol entró por entre las ramas del bosque e iluminó la tela, que parecía
                  una brillante estrella. Extasiada estaba la araña observando el paisaje, cuando
                  divisó un hilo que subía hasta una rama en punta.
                      -  Quién habrá puesto ese hilo allí?. Pero que mal gusto. Arruina mi obra
                          de arte. Subiré inmediatamente y lo cortaré...
                      Así lo hizo la araña. Subió hasta su tela y en el inicio del hilo ascendente,
                  produjo con sus patas, un corte...
                      Y la trama se desplomó envolviéndola mortalmente. Cayó al suelo y murió
                  inmovilizada por su propia tela que estaba sostenida por aquel hilo que utilizó
                  aquella  mañana  para  bajar  hasta  el  lugar  donde  comenzó  un  día  a  tejer  su
                  tela...
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