Page 23 - Cementerio de animales
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existido. «Ahora la gente se muda con más frecuencia… Antes uno elegía un sitio y
allí se quedaba.» Tenía razón.
Se acercó al niño y, puesto que nadie le veía, ni siquiera Rachel, se besó las
yemas de los dedos y, pasando la mano a través de los barrotes de la cuna, rozó
ligeramente la mejilla de Gage.
El niño suspiró y se puso de lado.
—Que duermas bien, hijo —dijo Louis.
* * *
Louis se desnudó con precaución y se acostó en su mitad de la cama que,
provisionalmente, no era más que un colchón en el suelo. Sintió que iba mitigándose
la tensión del día. Rachel no se movió. Las cajas, aún sin vaciar, parecían fantasmas
al acecho.
Antes de intentar conciliar el sueño, Louis se incorporó en la cama apoyándose en
un codo y miró por la ventana. La habitación estaba en la parte de delante y desde allí
podía ver la casa de los Crandall, al otro lado de la carretera. Estaba muy oscuro y no
se distinguían los detalles, pero sí la brasa del cigarrillo. «Sigue levantado —pensó—.
Seguramente, se acostará muy tarde. Los viejos suelen padecer insomnio. Como si
montaran guardia.»
«¿Guardia contra qué?»
Pensando en esto, Louis se quedó dormido. Soñó que estaba en Disney World y
conducía una reluciente furgoneta blanca con una cruz roja en el costado. A su lado
iba Gage que, en el sueño, tenía ya unos diez años. Church le miraba con sus
brillantes ojos verdes desde encima del salpicadero. Fuera, en Main Street, junto a la
estación de ferrocarril fin de siglo, Mickey Mouse daba la mano a los niños que se
apiñaban a su alrededor. Las manos pequeñas y confiadas de la chiquillería
desaparecían dentro del enorme guante de cartón blanco.
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