Page 9 - COLECCION HERNAN RIVERA MAS DOS CUENTOS
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compasivo, un súbito rayo de sol salido de entre las nubes
como desde los rosetones de una catedral cósmica, ilumina
a su amigo, y Brando Taberna tiene la sensación increíble
de verlo dar unos levísimos pasos sobre la superficie de las
aguas. Lírico, etéreo, con la unción de un equilibrista
trastornado, le parece ver a Cristo Pérez caminar por unos
segundos sublimes sobre el cromo calipso de las aguas del
mar.
—¡Por la mamá de King Kong! —Pestañea asombrado
—. ¡Este Cristito tirillento se las trae!
* * *
Cuando Brando Taberna y Cristo Pérez se encontraron
con Jerónima Monroe en la plaza Colón de la ciudad de
Arica, comenzaba el tercer año del gobierno de Allende y
el desabastecimiento en el país era feroz. Los bolsillos de la
gente abultaban en rollos de billetes —cualquier hijo de
vecino hablaba de millones de escudos—, pero no había
qué carajo comprar; las vitrinas y escaparates de las tiendas
elegantes y los anaqueles de los despachos de barrios
pobres se veían lúgubremente vacíos. Los culpables —
según los titulares del diario Clarín— eran los momios
capitalistas que, en un miserable complot contra el
gobierno popular, le escondían el pan y el agua al pueblo.
Titulares que los amigos no dejaban de leer cada día:
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