Page 9 - COLECCION HERNAN RIVERA MAS DOS CUENTOS
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compasivo, un súbito rayo de sol salido de entre las nubes
               como desde los rosetones de una catedral cósmica, ilumina


               a su amigo, y Brando Taberna tiene la sensación increíble
               de verlo dar unos levísimos pasos sobre la superficie de las


               aguas.  Lírico,  etéreo,  con  la  unción  de  un  equilibrista
               trastornado, le parece ver a Cristo Pérez caminar por unos


               segundos sublimes sobre el cromo calipso de las aguas del
               mar.


                     —¡Por la mamá de King Kong! —Pestañea asombrado
               —. ¡Este Cristito tirillento se las trae!






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                     Cuando Brando Taberna y Cristo Pérez se encontraron

               con  Jerónima  Monroe  en  la  plaza  Colón  de  la  ciudad  de

               Arica, comenzaba el tercer año del gobierno de Allende y

               el desabastecimiento en el país era feroz. Los bolsillos de la

               gente  abultaban  en  rollos  de  billetes  —cualquier  hijo  de

               vecino  hablaba  de  millones  de  escudos—,  pero  no  había

               qué carajo comprar; las vitrinas y escaparates de las tiendas

               elegantes  y  los  anaqueles  de  los  despachos  de  barrios

               pobres  se  veían  lúgubremente  vacíos.  Los  culpables  —

               según  los  titulares  del  diario  Clarín—  eran  los  momios

               capitalistas  que,  en  un  miserable  complot  contra  el

               gobierno popular, le escondían el pan y el agua al pueblo.

               Titulares  que  los  amigos  no  dejaban  de  leer  cada  día:




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