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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
INTRODUCCIÓN
Jesús— El Maestro Mal Representado
Aunque seguramente es el caso que Jesús es el «Maestro por excelencia», es decir, el maestro
perfecto, el maestro que no solamente conocía a la perfección, sino que enseñaba y vivía
perfectamente—no obstante, es el caso que probablemente no ha habido otro maestro que
haya sido tan mal representado por los hombres como Él (Jesús).
Los hombres han contendido que Jesús era (es) un maestro que tolerará cualquier tipo de
reacción hacia Su enseñanza. La Biblia muestra que Él demanda conocimiento de la verdad (el
evangelio de Jesucristo), amor a la verdad, y obediencia a la verdad (Jn. 8:32; 2 Tes. 2:10-12;
Heb. 5:8-9; Mat. 7:21-23; etc.). Los hombres han contendido y aún contienden que Jesús salvará
aun a aquellos que rechazan Su verdad. La Biblia no enseña eso (Heb. 5:8-9; Mat. 7:21-23; 7:13-
14).
Hoy, el triste cuadro es que la gente que afirma ser seguidores de Cristo castigarán a otros por
la simple razón de que éstos enseñan que Jesús demanda obediencia a Su voluntad (Mat. 7:13-
27). Las personas con una «mente liberal» tienen una muy fuerte aversión a lo que ellos llaman
o «legalismo» o «dogmatismo» (es decir, a defender como necesario el conocer y obedecer la
verdad, el evangelio de Cristo).
Jesús es representado por muchas personas como un maestro que no solamente tolera, sino
que demanda el método al que los círculos teológicos se refieren como «unidad-en-diversidad»
(lo cual en realidad no significa unidad en absoluto sino «un acuerdo en cuanto a estar en
desacuerdo» o un «acuerdo para comprometer la verdad con el error»). Pero Jesús no tolera el
compromiso de la verdad con el error. El denominado Movimiento Ecuménico (con su
comprometida montaña de denominaciones con doctrinas contradictorias) es decididamente
antagónico con la verdad que es el evangelio de Jesucristo. Aquellos que conocen y aman la
verdad rechazan al Movimiento de la «unidad-en-diversidad», el cual, naturalmente, conduce a
la adopción del Movimiento Ecuménico.
Esta presente serie de lecciones ha sido diseñada para ayudar a los lectores a ver por lo menos
algo de la verdad de cómo enseñaba Jesús realmente. Él fue el más grande maestro del debate
que el mundo ha conocido. Él sabía que la verdad es absoluta (ésta se mantiene siendo lo que
es sin importar el número de interpretaciones erróneas que los hombres puedan inferir). Jesús
luchó por la verdad, sin embargo, siempre llevó esa lucha con amor. Habló claramente a quienes
estaban en error (especialmente a aquellos que estaban involucrados en un error fatal) con
términos bastante fuertes. No obstante, siempre lo hizo con amor hacia el pecador, deseando
que éste se arrepintiera y fuera salvo.
Los artículos de este tema han sido preparados para dejar al lector profundamente impactado
con el hecho de que Jesús veía el amor a la verdad, el conocimiento de la verdad, y la obediencia
a la verdad no solamente como importantes sino necesarios para que el pecador sea salvo del
pecado (2 Tes. 2:10-12; Jn. 8:32; 14; 15; 1 Jn. 5:3).
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