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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
(2) El diablo es real. El registro de Mateo deja claro que el diablo realmente
existe y que tiene el poder de tentar. Tentó a Jesús mismo (Mat. 4:1-11). El
apóstol, Pedro advirtió a los hombres de la siguiente manera:
«Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al
acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resistidle firmes
en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo» (1 Pe. 5:8-9).
2. La Biblia enseña que no hay terreno medio entre Cristo y Satanás. Durante el período
bajo el cual la ley de Moisés estaba en vigencia para los judíos, Dios inspiró a Moisés a
enseñar a Israel que ellos debían elegir entre las únicas dos alternativas: (1) bendición o
(2) maldición. Para tener la bendición, uno debía contar con la aprobación de Dios. Para
tener la aprobación de Dios, uno tenía que obedecer (atender) las instrucciones que Dios
le había dado. El fracaso en atender a esas instrucciones lo convertía en el objeto de la
maldición (castigo por el pecado). Vea Deuteronomio 11:26-28.
En realidad, Jesús no simplemente «invita» (aunque lo hace ciertamente); Él manda a
todos los hombres a sujetarse a Él en obediencia fiel a Su palabra (Mat. 11:28-30; comp.
Heb. 5:8-9; 2 Tes. 1:7-9; Hch. 2:38; 3:19; 22:16).
Realmente no hay otro invitador final para los hombres que Jesucristo o el diablo.
Aunque es cierto que hay miles de personas que con regularidad están invitando a otras
personas a aceptar esta o aquella religión, aun es el caso que todo ser humano que invita
a otro a aceptar alguna religión en particular lo hace utilizando o la doctrina de Cristo o
a doctrina del diablo.
Cada ser humano aceptará— tendrá que aceptar — o la invitación que Jesús extiende a
los hombres o la invitación que el diablo extiende a los hombres. Es simplemente el caso
que no hay más invitador final que estos dos. Todos los hombres escucharán y
obedecerán o a Jesús o a Satanás.
No hay terreno medio entre Jesús y Satanás (Mat. 11:28-30; 1 Pe. 5:8).
II. Jesús enseñó definitivamente que no hay mensaje medio entre la verdad y la falsa doctrina.
1. Hay un —y solo un— cuerpo de doctrina que es verdadero. En Efesios 4:4-6, el apóstol
Pablo enseñó que hay «siete» elementos— hay un Dios, un Señor, un Espíritu, una
esperanza, una fe, un bautismo y un cuerpo. La «una fe» se refiere al único cuerpo de
doctrina que es el evangelio de Cristo (la ley de Cristo, la palabra de Dios, la doctrina de
Cristo, etc.). así como hay un —y solo un— Dios, hay un —y solo un— Hijo de Dios
(Jesucristo). Y así como hay un —y solo un— Hijo de Dios, hay un —y solo un—cuerpo
de doctrina (la fe, el evangelio) cuya creencia y obediencia salvará al hombre de sus
pecados (Ro. 1:15-17; Mr. 16:15-16; Hch. 2:22-47; 3:17-23).
2. Cualquier otra doctrina religiosa que no sea la fe (el evangelio de Cristo) es inútil para
salvar a alguien. Ninguna mera doctrina humana —no importa cuán sincero y
meticuloso pueda ser su seguidor—puede salvar el alma de algún hombre. Todo hombre
que no obedezca el evangelio de Cristo se perderá eternamente (2 Tes. 1:7-9).
Solamente aquellos que cumplen la voluntad de Dios serán salvos (Mat. 7:21-22; 24-27).
Ningún hombre que se rehúse a hacer la voluntad de Cristo tiene el derecho de llamarle
Señor (Lc. 6:46; comp. Hch. 3:22-23).
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