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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
1. Si decimos que el bautismo de Juan es de Dios, entonces tendríamos que haber creído (y, por
ende, haber obedecido dicho bautismo) y, si decimos que el bautismo de Juan no es de Dios
(sino que es solamente de hombres), entonces (tememos que) la multitud nos apedree (pues
ellos creen que Juan es un profeta).
2. O el bautismo de Juan es de Dios o el bautismo de Juan no es de Dios.
3. Por lo tanto, o debimos creer a Juan o tememos que la multitud nos apedree (porque ellos
consideran que Juan es un profeta).
Enfrentados al dilema que se expone en la conclusión, los judíos decidieron que no tomarían al
dilema «por los cuernos» y respondieron a Jesús: «No sabemos», es decir que ellos se negaron
a responder la pregunta de Jesús.
Si el asunto no fuera tan serio (como para involucrar la salvación eterna de hombres y mujeres)
sería cómico ver a hombres que afirman ser seguidores de la Biblia, pero que rechazan la Ley de
la Racionalidad (vea, por ejemplo, 1 Tes. 5:21) y defienden el irracionalismo (y, de esta manera,
niegan la relación obvia entre la evidencia, el razonamiento válido y la conclusión). Todos
actuamos en cierta ocasión (especialmente nos interesan las ocasiones que involucran la
consideración de evidencia bíblica) o racional o irracionalmente. Actuar racionalmente es llegar
únicamente a aquellas conclusiones que estén garantizadas por la evidencia. Actuar
irracionalmente es llegar a conclusiones que no cuentan con evidencia adecuada. Es una
completa blasfemia acusar a Jesús de enseñar a los hombres a actuar irracionalmente cuando
éstos estudian Su sagrada palabra.
Otra manera de exponer el argumento implicado por la pregunta de Jesús es la siguiente (para
los hombres que vivían en el tiempo de Juan): (1) si el bautismo de Juan es de Dios (es decir, si
es algo autorizado por Dios y no por los hombres), entonces los hombres deben creer a Juan (y
obedecer el bautismo que él enseña), (2) el bautismo de Juan es de Dios. (3) Por lo tanto, los
hombres deberían creer (y obedecer el bautismo que él enseña).
Jesús enseñó claramente que los hombres debían reconocer y honrar la Ley de la Racionalidad.
Conclusión
Nadie debería ignorar el punto de la forma tan directa en la que enseñaba Jesús. Él no permitía
vacilaciones ni ambigüedades de «lo puse aquí y ahora no está». Exigió que los judíos le dijeran
si el bautismo de Juan se llevaba a cabo por la autoridad de Dios o por la autoridad de los
hombres. Cuando ellos no respondieron Su pregunta (porque no había manera de salir del
dilema en el cual Jesús los había colocado), Jesús les dijo: «Tampoco yo os diré con qué
autoridad hago estas cosas» (Mat. 21:27).
¿Usan los hombres instrumentos mecánicos de música por la autoridad de Dios o por la
autoridad de los hombres? Ya que no hay autoridad de Dios para esa práctica, debe haber
solamente una posibilidad: se hace por la autoridad de simples hombres. Por lo tanto, es
pecaminosa dicha práctica (2 Jn. 9-11).
¡Que todos los hombres sean agradecidos por tener tan maravilloso Salvador, el solo y único
Maestro por excelencia!
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