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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO

                                                         LECCIÓN 2

                          Jesús: «El bautismo de Juan, ¿del cielo o de los hombres?»




                  Si es el caso que Jesús, los apóstoles y los profetas del Nuevo Testamento utilizaron la Ley de la
                  Racionalidad (usando la ley de la implicación y/o inferencia) de tal manera que quedara claro
                  que el uso de esas dos leyes es necesario para aprender y enseñar la palabra de Dios, entonces
                  es claro que éstas son necesarias para nosotros hoy.

                  1. Jesús y La Ley de la Racionalidad (Incluidas la Implicación y la Inferencia). Durante su ministerio
                  terrenal, Jesús constantemente estaba involucrados en controversias. Hay varias narraciones en
                  el  Nuevo  Testamento  de  las  actividades  de  Jesús  donde  se  le  describe  en  discusiones  que
                  involucraban la Ley de la Racionalidad. Sin embargo, solamente consideraremos uno de estos
                  casos.

                  Llama la atención el hecho de que Mateo presenta un relato de una discusión que Jesús tuvo en
                  el templo con los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo (Mateo 21:23-27).

                  «Cuando  llegó  Jesús  al  templo,  los  principales  sacerdotes  y  los  ancianos  del  pueblo  se  le
                  acercaron mientras enseñaba, diciendo: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio
                  esta autoridad? Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, que si me la
                  contestáis, yo también os diré con qué autoridad hago estas cosas. ¿De dónde era el bautismo
                  de Juan?, ¿del cielo o de los hombres? Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: “Del

                  cielo”,  Él  nos  dirá:  “Entonces,  ¿por  qué  no  le  creísteis?” Y  si  decimos:  “De  los  hombres”,
                  tememos  a  la  multitud;  porque  todos  tienen  a  Juan  por  profeta.  Y  respondiendo  a  Jesús,
                  dijeron: No sabemos. El a su vez les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas
                  cosas».

                  Según  esta  narración  los  líderes  judíos  vinieron  a  Jesús  cuando  Él  estaba  enseñando  y  le
                  preguntaron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio esta autoridad?» Jesús les
                  contestó que si ellos podían responderle una pregunta Él entonces respondería sus preguntas.
                  La  pregunta  que  les  hizo  fue:  «¿De  dónde  era  el  bautismo  de  Juan?,  ¿del  cielo  o  de  los
                  hombres?» (Es decir, ¿Juan bautizaba por la autoridad de Dios o simplemente por la autoridad
                  de  los  hombres?).  Entonces  los  judíos  discurrían  entre  sí  dela  siguiente  manera.  En  efecto
                  dijeron: «Si decimos que el bautismo de Juan es de Dios (del cielo), entonces Jesús nos señalará
                  porque no lo creímos. Por otro lado, si decimos que el bautismo de Juan no es de Dios (sino
                  meramente de los hombres) entonces la multitud se puede volver en nuestra contra».

                  Realmente  la  pregunta  de  Jesús  para  los  judíos  prepara  la  situación  para  la  forma  de
                  argumentación lógica conocida como «dilema constructivo».
                  La forma de argumento conocida como «dilema constructivo» es la siguiente: (1) La primera
                  premisa se componen de la conjunción de dos declaraciones implicativas, (2) la segunda premisa
                  se la proposición disyuntiva compuesta de los antecedentes de los dos elementos de la premisa
                  uno; y (3) la conclusión es una declaración disyuntiva compuesta de las consecuencias de los dos
                  elementos de la premisa uno. Este es un argumento en forma válida, por lo cual cuando las
                  premisas son verdaderas, la conclusión debe ser verdadera.
                  Puesto en una forma lógica precisa, el argumento se ve así:


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