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Richard Coleman
tanto como grabarla de la mejor manera posible para encontrar la emoción
que se quiere transmitir. Soy contemporáneo de lo que se llamó el art-rock,
el rock generado en el estudio de grabación que puede prescindir del vivo. La
utilización del estudio como un instrumento más, la escuela de Brian Eno, que
para mí es súper importante en mi crecimiento musical.
¿Cómo nace el material que integra su nuevo disco, F-A-C-I-L?
En el 2015 me agarró la necesidad de empezar a componer música nueva. Es algo
casi cíclico que me ocurre cada dos años. Escuchaba música que me resultaba
muy estimulante que tenía la característica de contar con partes instrumentales
muy desarrolladas. Quería experimentar en otro nivel desde la guitarra con
músicas más complejas. Canciones con diversas partes, desarrollos, pre-chorus
que no fueran siempre iguales, una vuelta armónica diferente, más largas, etc.
Luego de ese primer proceso de composición de donde salieron canciones
como “Tu mejor momento”, la primera versión de “Deshechos cósmicos” y
“Para sufrir de verdad” —que fue el primer tema que compuse para el álbum y
casi se queda afuera— me encontré con que tenía que ponerme a trabajar en
las letras. Entonces apareció el pánico de la hoja en blanco porque no sabía
sobre qué escribir. Fue un impasse de casi un año en el cual hice un disco en
vivo, Actual, que fue grabado en el 2015 en Vorterix.
¿Cómo se resolvió aquel paréntesis compo-sitivo?
Me di cuenta que la traba compositiva tenía que ver con las letras pero también
con que se me estaba pasando el momento de ese primer impulso musical.
Estaba arribando a otra instancia distinta que podía convivir con la anterior.
Ahí llegué a la conclusión que tenía que hacer canciones más grooveras, con
más ritmo. Me encontré con una influencia pospunk o new wave que tenía un