Page 12 - Recorplay 147 Digital
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Richard Coleman
¿Hay una voluntad manifiesta de sonar en vivo como suena el grupo en el
disco?
Son dos disciplinas distintas. El audio de la grabación es independiente del
vivo. Desde mi punto de visto defiendo la intención de no sonar en el vivo igual
que en el disco. No es un objetivo para mí porque limita las dos cosas. Lo que
hacemos es una representación en vivo de las canciones que están grabadas.
No usamos ninguna pista y nos exponemos a los errores que son parte del
juego y de la música.
También está Andrés Calamaro en el primer corte de difusión…
Andrés es la estrella invitada pero también estuvo Roly Ureta y Leandro Fresco,
además de Diego Cariola en batería y Bodie en sintetizadores. Lo de Andrés
fue una idea buenísima de Juan Blas porque le sonaba su voz en la letra de
“Días futuros”. Yo tengo una relación muy buena con Andrés pero hacía años
que no hacíamos algo juntos. Yo grabé en su disco Vida cruel en 1985, que
fue uno de mis primeros trabajos profesionales. Andrés grabó en Madrid y en
Buenos Aires elegimos los momentos que más nos gustaron. Quisimos poner
las dos voces juntas y quedaron ensambladas muy naturalmente. Son dos
voces muy diferentes que congenian perfectamente.
Conociste a Gustavo Cerati como líder de banda, como instrumentista y
como productor. ¿Qué podés decir de Cerati como productor?
Siempre fue maravilloso tenerlo como productor. Fueron las primeras experiencias
serias que tuve con un productor que trabajara sobre material mío. Eso fue
para el segundo disco de Fricción y para el primer disco de Los Siete Delfines.
Recuerdo que cuando estábamos grabando el primer disco de Los Delfines
fue muy emocionante porque en ese momento yo pensaba que no iba a volver
a grabar. Y tenerlo a Gustavo en esa situación fue muy importante. Gustavo
siempre fue un tipo con ideas muy claras cuando tuvo que producir mi música y
yo confié plenamente en él. Sabía qué era lo mejor que había que hacer para las
canciones. Gustavo sabía cómo tener a todos los músicos contentos, era muy
hábil en eso también. Me enseñó a tener el sonido antes de entrar al estudio,
de encontrar el concepto sonoro de cada canción, porque eso podía crecer en el
estudio. Y lo que siempre admiré de él fue la pasión por la música, la pasión por
buscar cosas nuevas que veía en Gustavo es algo que siempre tengo presente
cuando estoy en un proyecto nuevo. Y la excelencia, buscar lo mejor que uno
mismo puede dar, que no es la perfección, la perfección va en contra del arte,
te puede arruinar el proyecto. Son cosas que aprendí trabajando junto a él.