Page 77 - Resiliente
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A oscuras, entonces entendí que era uno de esos Histéricos

                   y probablemente andaría con un tubo en la mano, Máximo saco
                   la pistola y negué con la cabeza, escuchamos los pasos por

                   la escalera.



                   Decidimos apagar las linternas, nos agazapamos contra la pared
                   y la luz de la luna fue lo único que tuvimos, entonces vimos

                   la silueta de ojos brillantes como gato, subir las escale-
                   ras con lo que era ciertamente una pipa de drenaje, camino

                   arrastrándola, y comenzó a gemir, respiraba como si estuviese
                   jadeando, pero comprendí que esa era su respiración, el His-

                   térico nos miró fijamente a los ojos, pero comprendí que no nos
                   estaba viendo, solamente miraba la absoluta nada, mostro los

                   dientes amarillentos y babosos.



                   Máximo estaba pegado a la pared, el Histérico avanzo un poco
                   más acercándose más a mí, mi corazón comenzó a latir de una

                   manera tremenda y comencé a pensar que podría darme un paro
                   cardiaco, en eso el Histérico se giró rápidamente y comenzó

                   a caminar, entonces lanzo otro de esos horribles alaridos,
                   Máximo agarro un martillo que tenía en la cintura y yo el hacha

                   de Mauro, los dos caminamos detrás del histérico este comenzó a
                   acercarse hacia la luz tenue de las velas en el apartamento de

                   Mauro, y repentinamente Laura abrió la puerta.



                          —¿Por qué ustedes están...



                   Entonces el Histérico lanzo un alarido y corrió hacia ella,
                   Máximo embistió al monstruo por la espalda, lo cargo por la

                   cintura y se estampo con el contra la pared de en frente,
                   el Histérico se deshizo de Máximo y le pego con el tubo echán-

                   dolo para atrás, y pretendió irse encima, pero intercepte al
                   maldito por la espalda con un hachazo en el hombro y se cayó

                   al suelo, en eso Máximo se paró y en esas arremetidas de furia
                   comenzó a estamparle el martillo contra la nuca una y otra vez

                   hasta que le volvió el cráneo una masa rojiza e irreconocible.






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