Page 72 - Resiliente
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Bamboleaba el carro con todas sus fuerzas y mire bien que una

                                    mano sobresalía del parabrisas pidiéndome ayuda desesperada-
                                    mente, pero eran cientos de ellos por toda la calle y venían

                                    más calle arriba, Máximo salió corriendo con Mauro colgado y
                                    con la pistola en la mano, me miro con urgencia, y me di cuenta

                                    de que cientos de zombis estaban formándose para comer al hom-
                                    bre que pedía mi ayuda y yo no podía ayudar.



                                    Sentí un nudo en el estómago, pero era simple, si pretendía

                                    ayudar íbamos a morir los dos sin ninguna diferencia, si me
                                    iba... el moriría para salvarnos, me gire rápidamente y respire

                                    profundo, comencé a correr hacia las escaleras y luego hacia
                                    el edificio de Mauro, Máximo entro primero y le paso al lado

                                    a un Revivido lento que yo golpee con toda mi fuerza, el zombi
                                    se intentó parar, pero le pise la cabeza y le rompí la columna.



                                    Lo mire convulsionar, pero cuando me distraje observe de nuevo

                                    el carro y la mano del hombre ser arrancada de su cuerpo tras
                                    unos ahogados alaridos, asumí que estaba muerto, me volví y me

                                    metí al edificio intentando no pensar en el tipo, Máximo subió
                                    las escaleras hasta el piso de Mauro y llegamos jadeando a su

                                    puerta, Máximo soltó a Mauro y este semi-consciente se apoyó
                                    contra la pared respirando con dificultad, estaba temblando,

                                    me di cuenta de que si al pobre ser lo hubiésemos dejado un día
                                    más en el hueco habría muerto.



                                    Máximo pateo la puerta sin piedad y entro, Laura salto de un

                                    escondrijo y le saco el cuchillo una vez más, Máximo gruño y le
                                    metió un empujón haciéndola estrellarse con la pared con fuerza.



                                            —Está libre —me dijo con voz ronca.



                                    Agarre a Mauro yo y sentí el penetrante sudor de la transpira-

                                    ción de diez días en un hueco sin agua, lo metí al apartamento
                                    y Máximo trabo la puerta, escuche el gemido de triunfo de Laura

                                    en una esquina recuperándose del golpe de Máximo y ella brinco
                                    sobre mí y luego sobre Mauro cuando lo termine de colocar.




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