Page 162 - METAFÍSICA 4 en 1 edicion 1 y 2
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de todo el ejército a los zamuros y a los animales, para que sepa todo este gentío que Dios
salva sin lanzar ni espada". Diciendo esto, el filisteo no quiso soportar más la majadería del
chico, se levantó y empezó a caminar hacia David. Pero David, en lugar de echar a correr
hacia atrás, corrió hacia Goliat y al mismo tiempo sacaba de su bolso una piedra, la colocó
en la honda (una china, tal cual) y la lanzó hacia la frente del gigante. Con tal puntería que
la piedra se incrustó en el sitio del chacra pituitivo El hombre cayó al suelo sin sentido y
David se le encaramó encima, y con la misma espada de Goliat lo acabó de matar.
Por supuesto que los israelitas aprovecharon, cayéndole encima al ejército filisteo,
persiguiéndolo hasta muy lejos y acabando con todos. Saúl, quien había visto todo lo
ocurrido al gigante, se volvió asombrado a preguntarle a su jefe del ejército: "Pero hijo de
quién es este mozo, Abner?". Y Abner, contestó "Por vida tuya, oh rey! que no lo sé".
Es un cuento de aventura digno de Hollywood. Emmet Fox, dice que la Biblia es el
origen de todas las aventuras, de todas las novelas, solamente contiene material que puede
proveer infinidad de literaturas no solamente populares, sino profundas; pues en lo de la
piedra que mató a Goliat, está encerrada una enseñanza metafísica.
En todo el libro de la Biblia, la piedra simboliza la fe. A Pedro, le dio Jesús, este nombre
que significa piedra, y le dijo: "Sobre ti, Pedro, edificaré mi Iglesia‖. El lanzamiento de la
piedra por David, simboliza el acto de lanzar la Verdad hacia la mente de un tercero, e
ilustra perfectamente lo que tanto repetimos en metafísica. Tu palabra, enviada con fe, en el
plano superior, hacia alguien que esté en el error y manifestando en lo exterior el resultado
de su error, vence y derrumba ese error, así sea un gigante que lo tenga aterrorizado. Tu
acto de fe y de Verdad, tan inofensivo como un niño ingenuo, tiene más poder que todo el
ejército de maldades acampadas alrededor.
Toda la historia de David, merece ser leída con mucho interés e interpretada, pues se
extrae mucha sabiduría y enseñanza metafísica. Su vida toda es una demostración. Ilustra
perfectamente la trayectoria del estudiante de metafísica, desde el comienzo hasta el día
que entra en lo que se llama la conciencia crística, o sea el reino de los cielos. Ustedes ven
que David nació humildemente en el pueblecito de Belén, y ese campesino insignificante
llegó a ser rey de Israel, y a tener un hijo que encarnaba la sabiduría, Salomón. En su
próxima encarnación nació donde mismo, Belén; pero en lugar de recorrer caminos,
terrenos que había trascendido, ya que ocupó el sito más alto de la tierra, venía hablando
de su reino espiritual. Ven ustedes cómo son las vueltas del espiral, siempre en ascenso.
SAUL
Y ahora vamos a hablar de Saúl, el primer rey de Israel. En la Biblia, un rey siempre es
representativo de la voluntad. El deseo central del individuo, o sea su estado de conciencia.
Todo deseo tuyo expresa tu voluntad. Cuando tus deseos son carnales, está expresando
conciencia carnal. Cuando tus deseos son de elevarte, mejorarte, adelantar en el
conocimiento de cosas espirituales, estás en conciencia espiritual. La conciencia material
es la conciencia carnal, pero ya mezclada con conocimiento intelectual únicamente. Todavía
no hay la curiosidad sana de indagar lo más alto, y mucho menos de esforzarse en
transformarse como lo hacemos nosotros: El materialismo acepta sin titubeos las
explicaciones de tipo visible, su lógica terrena, su sentido común es limitado a lo físico y lo
comercial, y duda mucho todo lo espiritual.
Hay una conciencia superior a la conciencia material, pero que no la supera en mucho, y
es la conciencia de lo astral. Esta pertenece al individuo que cree en la vida después de la
muerte, o sea que admite que hay "algo" y que el individuo no desaparece porque entierren
su cuerpo en el cementerio. Este tipo de conciencia no se niega a presenciar sesiones
espiritistas. Puede que conserve muchas dudas al respecto, pero tampoco se esfuerza en
buscar explicaciones, ni ilustrarse en ese particular.
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