Page 280 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar






                                       MI PRIMA ME ASUSTABA












               Cuando estudiaba en kinder (contaba con 5 años), en el colegio nuestra señora de
            Egipto, ubicado detrás de la iglesia del barrio Egipto. La entrada del colegio quedaba
            precisamente frente a los “osarios” que estaban en la parte trasera de la iglesia, o sea,
            si usted veía hacia arriba, veía los huesos y calaveras de los muertos. Como saben, mi
            tía Helena era la dueña del colegio, por lo tanto, la niña Isabel (tan linda y perversa la
            niña), era la hija de mi tía, en conclusión, Isabelita París, como había que decirle, era
            mi prima hermana.


               Este lindo personaje, me pellizcaba y me jalaba hasta donde estaban los muertos, me
            alzaba y me decía: “Beto, si me sigue molestando en clase, lo voy a meter en esa
            reja para que se lo coman los muertos”. De las cosas más miedosas que marcaron
            mi vida, este episodio fue uno de ellos. Afortunadamente, nunca cumplió su amenaza,
            otro detalle que me ayudo, es que Amandita, que si había estudiado psicopedagogía,
            ella nos defendía de las malas ideas que nos decía Isabel, se le enfrentaba para prote-
            gernos, me cogía de la mano, me alzaba y siempre me decía: “Cuando Isabel le vaya
            a hacer lo que le está diciendo, búsqueme, que yo no la dejo hacer nada”, así viví
            más tranquilo en el colegio.







                                    EL INGRESO AL COLEGIO


                                                    AGUSTINIANO






               Cuando ingresé al colegio Agustiniano, presente mis exámenes de admisión para
            primero de primaria con total éxito, leyendo, escribiendo, sumando y restando a la per-
            fección, con cultura y comportamiento personal sobrado, y tan solo tenía 6 años, esto
            debido a que había salido del glorioso colegio de nuestra señora de Egipto. Salí mas
            preparado que un yogurt de alpina, sin embargo, me devolvieron un año, obviamente
            mis padres protestaron y dijeron enérgicamente: “Nos quejaremos ante la secretaria y
            si es necesario, ante el ministerio de educación”, a mi padre le quedaba fácil presentar
            la queja, ya que, en esa época, trabajaba con el ministerio de educación.



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