Page 53 - Contemplando
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desde los comienzos nos diste bendición.
Hoy te confiamos lo que somos y tenemos;
nuestros hogares, escuelas y oficinas; nuestra fábricas, estadios y rutas;
el campo, las pampas, las minas y el mar.
Protégenos de terremotos y guerras, sálvanos de la discordia;
asiste a nuestros gobernantes;
concede tu amparo a nuestros hombres de armas;
enséñanos a conquistar el verdadero progreso
que es construir una nación de hermanos
donde cada uno tenga pan, respeto y alegría.
Para entender el origen del Santuario de Maipú, tenemos que remontarnos
a los comienzos de la evangelización de América Latina, ya que allí están las
raíces de la devoción mariana y en concreto de la Virgen del Carmen. El pri-
mer conquistador español, Don Pedro de Valdivia, traía en el arnés de su ca-
ballo la primera imagen de la Virgen que llegó a esta
tierra. (Esta imagen se venera hoy en la Iglesia del
convento de San Francisco en Santiago). Desde ese
momento, Chile comenzó a ser un país mariano. La
devoción a la Virgen del Carmen tiene sus primeras
manifestaciones conocidas ya a mediados del siglo
XVI, cuando fue construida la Iglesia de “La Tirana”
en el norte del país, hoy convertida en un santuario
mariano centro de una de las manifestaciones de re-
ligiosidad popular más típicas del país: los bailes re-
ligiosos.
En 1643 se fundó la primera Cofradía del Carmen
en el país, en la Iglesia de los Agustinos en Concep-
ción. En 1662 fue fundada la primera parroquia del Carmen, en Ñuñoa, en la
cercanía de Santiago. Allí se atendía especialmente a los indios Guarpes, traí-
dos desde Mendoza, donde también han conocido la misma imagen de Nues-
tra Señora del Carmen.
En 1690 se fundó el Monasterio del Carmen Alto, primer convento de re-
ligiosas carmelitas, construido como reparación por la profanación al Santísimo
Sacramento efectuada por el saqueo de las ciudades de La Serena y Coquimbo
realizado por el pirata Sharpa en 1680. La imagen de la Virgen del Carmen que
se venera en Maipú fue mandada a hacer en Quito en 1785 por Don Marín de
Lecuna, y venerada en los primeros tiempos en su chacra de San Martín de
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