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RASSINIER : La mentira de Ulises



                       parece ser la operación «Selección» de la cual no hay un deportado que pueda hablar como
                       testigo bajo una u otra forma y que no lo haga en función principalmente detodo lo que ha
                       temido en aquel momento. Los archivos del nacionalsocialismo no están todavía
                       completamente examinados. No se puede anticipar con certeza que en ellos se descubrirán
                       documentos de índole tal como para anular la tesis admitida: esto sería caer en el exceso
                       contrario. Pero si un día permitiesen descubrir uno o varios escritos ordenando la construcción
                       de las cámaras de gas con un propósito completamente distinto al de exterminar – nunca se
                       sabe, con este terrible genio científico de los alemanes – habría que admitir que la utilización
                       que ha sido hecha de ellas en algunos casos, recae sobre uno o dos locos entre la S.S. y una o
                       dos burocracias de internados para agradarles, o viceversa, por una o dos burocracias de
                       internados con la complicidad, comprada o no, de uno o dos de la S.S. particularmente
                       sádicos.
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                            En el estado actual de la arqueología de los campos, ( ) nada permite esperar o confiar
                       en semejante descubrimiento pero nada permite tampoco el excluirlo. En todo caso, hay un
                       hecho sintomático que ha sido destacado muy poco: en los escasos campos en que se han
                       encontrado cámaras de gas, estaban más bien unidas a los bloques sanitarios de la desinfección
                       y de las duchas que contenían instalaciones de agua que a los hornos crematorios, y los gases
                       empleados eran emanaciones de sales prúsicas, productos que entran en la composición de las
                       materias colorantes, particularmente del azul, de las cuales hizo Alemania durante la guerra un
                       uso tan abundante.
                            Bien entendido, este es sólo una suposición. Pero en la historia como en las ciencias,
                       ¿no han tomado su partido la mayoría

                       [194] de los descubrimientos si no en la suposicón al menos en una duda estimulante?
                            Si se objeta que no hay ningun interés en proceder de esta manera con el
                       nacionalsocialismo cuyas malas acciones están por otra parte sólidamente establecidas, se me
                       permitirá el pretender que no lo hay mayor en apuntalar una doctrina o una interpretación
                       quizía verdadera sobre hechos dudosos o falsos. Todos los grandes principio de la democracia
                       mueren no por su contenido sino por exponerse excesivamente a la crítica por detalles que se
                       creen tan insignificantes en lo accesorio como en la sustancia, y las dictaduras sólo triunfan
                       generalmente en la medida en que se esgrimen contra ellas argumentos mal estudiados.
                       Apropósito de esto, David Rousset cita un hecho que ilustra magistralment e esta manera de
                       ver las cosas :

                                     «Yo  hablaba con un médico alemán... visiblemente este no era un nazi. Estaba harto de la
                               guerra e ignoraba dónde se encontraban su mujer y sus cuatro hijos. Dresde, que era su ciudad, había
                               sido cruelmente bombardeada. «vamos a ver – me dijo – ¿ se ha hecho la guerra por Dantzig? Yo le
                               respondí que no. «Entonces, ve Usted, la política de Hitler en los campos de concentración ha sido
                               horrible (yo asentí); pero en todo lo demás tenía razón. (Página 176)

                            Así pues, por este insignificante detalle, porque se había creído astuto declarar que se
                       iba a la guerra por Danzig y esto se había revelado como falso, este médico juzgaba toda la
                       política de Hitler y la aprobaba. Yo me pregunto horrorizado qué es lo que pensará ahora si ha
                       leído a David Rousset.


                                                 TRADUTTORE, TRADITTORE...

                            Esto carece de gran importancia:
                                     La expresión Kapo  es verosimilmente de origen italiano y significa la cabeza: otras dos
                                explicaciones posibles: Kapo, abvreviatura de Kaporal, o procede de la contracción de la expresión
                                Kamerad-Polizei, empleada en los primeros meses de Buchenwald» (Página. 131.)
                       [195]




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                         Otros dos textos son citados por David Rousset en El payaso no ríe. El primero es una declaración de un tal
                       Arthur Brosch en Nuremberg, refernte a la construcción de las cámaras de gas y no a su empleo. El segundo,
                       relativo a unos coches que provistos de un dispositivo asfixiante habrían sido utilizados en Rusia, lleva la firma de
                       un alférez y está dirigido a un teniente. Ninguno de ambos escritos permiten acusar a los dirigentes del régimen
                       nazi de haber ordenado exterminios por gas.? Se les encontrará en el apéndice a este capítulo.

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