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RASSINIER : La mentira de Ulises



                       en los territorios del Este.

                            Wisliceny sabía que Eichmann había logrado escapar a la
                       [264] policía aliada y que él no saldría seguramente de su escondrijo para ir a desmentirle.
                       ¿Por qué molestarse entonces? Conviene decir que hubo no pocos Wisliceny en el proceso de
                       Nuremberg... Este que pensaba salvarse reconociendo el crimen y trasladándolo sobre otro, no
                       por elle dejó de ser ahorcado. Pero el procedimiento les salió bien a algunos de ellos.
                            Así nació la tesis del exterminio. En los primeros momentos que siguieron al fin de la
                       guerra, se comenzó a hablar primeramente de la «solución final», asiguando a la expresión una
                       nota marginal al pie de página en la que se explicaba que se refería al exterminio en cámaras
                       de gas. Pues también se habían encontrado testigos de este género de exterminio que traían la
                       prueba «según personas dignas de fe» muertas o desaparecidas.
                            Solamente en 1954, en el en que apareció el libro del comunista húngaro Nyiszli
                       Miklos se descubrió que su testimonio no concordaba con los que habían recogido Eugen
                       Kogon y David Rousset de personas, también ellas, «dignas de fe» pero a las que no se
                       volvió a encontrar nunca. Con El comandante de Auschwitz habla... de Rudolf Höss,
                       publicado en 1958, vino el desastre de la tesis, pues él también daba una versión del crimen
                       en total contradicción con todas aquellas que la habían precedido en este camino.
                            En cuanto al testimonio de Wisliceny, pieza esencial de todos los que le han seguido,
                       ya se ha visto hasta qué punto era preciso forzar las palabras para concluir en un exterminio
                       con las cámaras de gas.
                            Pero el teniente coronel Broockhardt ha preguntado todavía otra cosa a Wisliceny:

                            Teniente coronel Broockhardt.-- ¿Sabe usted si esta orden continuó siendo observada
                       por los servicios de Eichmann?
                            Wisliceny.-- Sí.
                            Teniente coronel Broockhardt.-- ¿Durante cuánto tiempo?
                            Wisliceny.-- Esta orden tuvo validez hasta octubre de 1944. Entonces Himmler dio una
                       contraorden prohibiendo el exterminio de los judíos.
                            Así pues, he aquí una carta de Himmler de la cual tuvo conocimiento Wisliceny en el
                       verano de 1942 sin otra precisión sobre la fecha, lo cual permite pensar que es anterior. No
                       solamente no se ha encontrado esta carta, sino que se le hace decir lo que con toda evidencia
                       ella no dice, y para acabar se determina que lo
                       [265] que ella no dice ha sido objeto de una contraorden en octubre de 1944. Naturalmente
                       tampoco se ha encontrado nunca esta contraorden.
                            Por el contrario, hoy se sabe que durante una visita que hizo Himmler a Auschwitz en
                       marzo de 1941, participó al comandante del campo su decisión de transformarlo en una
                       potente central de armamento, ocupando en sus talleres a todos los presos judíos o no aptos
                       para el trabajo. Esta decisión fue objeto de una carta a Pohl, con fecha del 5 de octubre de
                       1941 ( ).
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                            Y no hay manera posible de hacer concordar las instrucciones dadas por Himmler a
                       Pohl en octubre de 1941 y las que según el testimonio de Wisliceny había dado a Eichmann
                       casi al mismo tiempo.


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                            ¿Qué era entonces esta célebre "solución final" del problema judío?
                            No se sabe bien.
                            En los años 1934-35, Julio Streicher ya hablaba de ella en sus escritos. Diversos
                       periodistas alemanes le hacian eco y sugerían la reagrupación de los judíos en una colonia
                       francesa, por ejemplo el Africa occidental, ya que los ingleses no querian en Palestina. Al


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                         Según Michel Borwiez en un estudio publicado en la Revue d'histoire de la deuxième guerre mondiale  en
                       octubre de 1956, pág. 59. La existencia y el contenido de esta carta han sido confirmados por Joseph Billig en Le
                       Figaro del 14 de octubre de 1960.

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