Page 180 - Rassinier Paul La mentira de Ulises
P. 180
RASSINIER : La mentira de Ulises
Monde "para que no se dijese que era insensible a la miseria" de un obrero comunista, ni de la
electrificación en la U. R. S. S. ni de las fructíferas conversaciones que se pueden tener con
los obreros de la Martinica,
[316] ni... ¿Por qué no de las pirámides de Egipto o de la gravitación universal?
Si se insistiese demasiado, se acabaría por llevar la discusión a un punto remoto, y por
ceder a la tentación de escribir una nueva Miseria de la Filosofía adaptada a las circunstancias.
* * *
Queda aún el drama de la opinión pública radical que no encuentra la posibilidad de
interesarse en el problema de los campos de concentración, a través de esta controversia, más
que participando en la preparación ideológica de la tercera guerra mundial, si sigue al uno, o
de volver al bolcheviquismo a través de sofismas, si sigue a los otros.
El pretexto de una discusión sobre este objeto es una simpleza. Por una parte, el
Kremlin nunca aceptará que una comisión investigadora sobre el trabajo forzado circule
libremente par el tercitorio soviético. Por otra, no puede ser proporcionada ninguna ayuda
importante a los internados en los campos soviéticos mientras subsista el régimen estaliniano.
Ahora bien, yo no fundo mi esperanza de verle desaparecer más que en tres posibilidades: o
bien se desmorona por sí mismo (esto ya se ha visto en la Historia: la Grecia antigua estaba
muerta antes de ser conquistada por los romanos), o se hunde con una revolución interior, o
bien, finalmente, es aniquilada en una guerra. Al encontrarse Rusia en pleno desarrollo
industrial y limitando al parecer con una gran habilidad sus ambiciones a sus medios, las dos
primeras están irremediablemente excluidas por un período muy largo y sólo queda la tercera:
de ella no hablemos, acabo de conocerla y la experiencia de la que Rusia se jacta de haber
triunfado frente a Hitler me basta.
El hecho de que David Rousset intente desde hace poco – y especialmente a partir de
un almuerzo que le ha ofrecido recientemente la prensa angloamericana – el extender la misión
investigadora «a todos los países donde pueda haber campos de concentración» no modifica en
nada el carácter ni el sentido del asunto: sólo queda en el lugar del crimen el rótulo de «Ayuda
a los deportados soviéticos». Por lo demás ni Grecia ni España – ¡menos aún Francia! –
aceptarán el que se vaya a «espiar» en ellas con el pretexto de investigaciones sobre el trabajo
forzado. Sería necesario que la iniciativa partiese de la O.NU. y estuviese apoyada par
amenazas de exclusión para los que no quisiesen someterse, lo cual no es concebible pues no
quedaría nadie, salvo Suiza quizá que no forma parte de ella.
En El munndo de los campos de concentración David Rousset presentó los campos
como si dependiesen de un problema de régimen y tuvo un éxito merecido. Después, en Los
días de nuestra muerte y en otros numerosos escritos diseminados se interesó en hacer resaltar
y en alabar el comportamiento de los presos comunistas, alegando hechos incontrolados y que
sólo han encontrado en el público este crédito en razón al desorden y confusión originados por
la guerra. Una vez se ha aventurado a la pura documentación en su colección El payaso no ríe
que acusa solamente a Alemania. Sin embargo él no podía ignorar los campos rusos, de los
que se dice que en los años 1935-1936
[317] ya estaban en venta en las librerías documentos traducidos del ruso, y de los cuales, por
otra parte, le habrá sido revelada la existencia en los tiempos más lejanos en los que todavía
militaba él en las filas del trotskismo. Deliberadamente pues, ha contribuido muy eficazmente
a crear en el interior del país esta atmósfera de connivencia momentánea que ha permitido a
los bolcheviques, cuyas fechorías en Rusia eran atenuadas o silenciadas, subir al poder en
Francia. Respecto al exterior, sobre todo ha ahondado un poco más aún el foso que separa a
Francia de Alemania
Descubriendo los campos rusos en la manera conocida, no hace más que seguir el
movimiento de traslación lateral que es la característica esencial de la política del gobierno
desde la marcha del equipo Thorez. Su actitud de hoy es consecuencia 1ógica de la de ayer, y
es natural que habiendo prestado un argumento al tripartismo bolchevizante, suministre a los
angloamericanos la base ideológica indispensable para una buena preparación para la guerra.
– 180 –